viernes, 16 de agosto de 2013

EN LO QUE NO ESTOY...



Acabo de subir una entrada en El mundo alrededor en la que les cuento me tomaré unos días para encontrar la paz de mi habitación (no es tan raro como suena, lo prometo, lo explico por allí), de modo que estaré unos días ausente de estos lares, pero me tendrán de vuelta muy, muy pronto, y desde luego que también me pasaré a visitarles entonces.

Usaré estos días para relajarme un poco, escribir mucho, y sobre todo, recargar energías.

Sin embargo, no quiero "irme" sin dejar un detalle, agradecer de alguna forma, la única que tengo a mano, todo su apoyo constante, y es por ello que durante los tres próximos días; es decir, sábado, domingo y lunes, ofrezco una de mis historias, En busca de un hogar, para que puedan descargarla de forma gratuita. 



Estos son los enlaces en los que podrán hacerse de ella.

Amazon.es                          Amazon.com

Espero que estén disfrutando de unos días de vacaciones y si no es así, que pronto, muy pronto, puedan darse un más que merecido descanso.

Nos leemos pronto.

lunes, 12 de agosto de 2013

UNA LECTORA NADA COMÚN: ALAN BENNETT



Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.




Este libro llegó a mí casi de casualidad, una muy feliz porque en verdad me moría de ganas de leerlo. Es una novela de Alan Bennett con una premisa en apariencia muy sencilla. Un día, la Reina Isabel II de Inglaterra, como muchos otros, pasea junto a sus perros y, al toparse con una biblioteca ambulante (algo que espero ver antes de morir, por cierto), justo frente a las cocinas del palacio, decide dar una mirada. Dama muy apegada a las buenas costumbres y siempre queriendo cumplir con lo que se espera de ella, se acerca a procurar los saludos de rigor al conductor y al único lector, un joven ayudante de cocina llamado Norman, que se muestra más que simpático y presto a sugerir lecturas que podrían interesar a la inesperada visitante. En realidad, la reina no tiene interés en leer nada, es solo que está allí, en una biblioteca, ¿y qué se espera que haga una persona en una biblioteca? Pues tomar un libro, claro, de modo que ella lo hace, y en ese preciso momento su suerte está echada porque, libro tan libro, se ve arrastrada por la pasión de convertirse en una persona que lee por puro placer y sin medida. 

Muchos empezamos a leer por distintas razones; inculcados quizá por el ejemplo en casa, empujados por los deberes escolares con la omnipresente lista de libros en el plan curricular, por pura curiosidad; en fin, que motivos sobran, pero aquellos que decidimos dedicar buena parte de nuestras vidas a devorar obras por puro placer,  que pasan a convertirse en nuestras compañeras de aventuras, podemos decir con absoluta seguridad, que comprendemos a la reina perfectamente y la apoyamos de todo corazón.



En poco más de cien páginas, somos testigos de cómo la reina se declara a sí misma una opsímata (persona que aprende tarde en la vida), pero no se amilana por ello, por el contrario, decide recobrar el tiempo perdido, o tanto como le es posible, y eso generará más de una situación muy curiosa. ¿Qué piensa el Duque, su esposo? ¿Soportarán sus asistentes que la reina ose alterar el estricto protocolo para continuar con su libro de turno? 

El estilo del autor es ágil, preciso y con un delicioso humor británico. Los comentarios de la reina respecto a sus lecturas, los escritores a quienes conoce o conoció, esa frustración que muchos hemos sentido frente a una obra en particular, no tienen pierde, estoy segura de que todos quienes leemos podemos sentirnos muy identificados con ella. El libro está repleto de frases fabulosas, y me permito compartir algunas para terminar de tentarles, a ver si se animan a leerlo, no se arrepentirán. 



“Nunca le había interesado mucho la lectura. Leía, por supuesto, como todo el mundo, pero el gusto por los libros era algo que dejaba a los demás. Era un hobby, y la naturaleza de su trabajo entrañaba no tener hobbies. El jogging, cultivar rosas, el ajedrez o escalar, el aeromodelismo y decorar tartas. No. Las aficiones suponían preferencias y había que evitar las preferencias: excluían a la gente. No tenía preferencias. Su trabajo consistía en mostrar interés, pero no en interesarse. Y además leer no era hacer algo. Ella hacía cosas...”

“Cuando empezamos un libro lo terminamos. Nos han educado así. Libros, pan y mantequilla, puré de patatas: no hay que dejar nada en el plato.”

“Lo que asimismo estaba descubriendo era que un libro llevaba a otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran lo bastante largos para leer todo lo que ella quería.”

“Aleccionar no es leer. De hecho es la antítesis de la lectura. Aleccionar es sucinto, concreto y pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante. El aleccionamiento cierra un tema, la lectura lo abre”.

“No pones la vida en los libros. La encuentras en ellos.”



“Los libros no suelen inducir a la acción. Los libros, por lo general, sólo nos confirman lo que, quizá involuntariamente, ya hemos decidido hacer. Leemos un libro para que nos confirme nuestras convicciones. Un libro, por así decirlo, cierra el libro.”

“El atractivo estaba en su indiferencia… A los libros no les importaba quien los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguales, ella incluida… Los libros no se sometían. Todos los lectores eran iguales…”

lunes, 5 de agosto de 2013

PARA PONERNOS AL DÍA



Les comentaba en una entrada anterior que pronto volvería para comentarles cómo va todo con Dime si es amor, y aquí estoy.

Bueno, la novela ha recibido algunas reseñas, por lo que estoy muy agradecida; comparto unos enlaces por si gustan leerlas:

En el blog Tejiendo críticas en la sombra, su administradora tuvo la amabilidad de comentarla, y me hizo ilusión que lo hiciera porque fue una de las primeras personas que leyó En busca de un hogar y tenía mucha curiosidad por saber qué le parecería esta nueva historia. 

Y en Adivina quien lee, Albanta me dio una buena sorpresa porque no tenía idea de que la había leído y me alegró mucho que compartiera sus impresiones.

Más cosas, más cosas... Sí, la novela está ya en Goodreads, que por cierto necesito clases intensivas para aprender a utilizar esta red social, subirla fue una odisea, pero lo logré, así que si desean y pueden pasar por allí, de hecho que agradeceré si la han leído y quieren compartir su opinión, este es el link. Sinceramente, no me queda claro de qué sirve eso, sé que es bueno, pero poco más, si alguien lo sabe, apreciaré que me cuente, a veces voy con la corriente...

¿Algo más? Les muestro dos comentarios recibidos en Amazon. 





Una imagen apropiada para esta excelente noticia que me alegró muchísimo:

Creo que eso es todo por ahora, espero volver pronto con más novedades y algún otro desvarío literario. Que tengan muy buen día.