Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
Este libro llegó a mí casi de casualidad, una muy feliz porque en verdad me moría de ganas de leerlo. Es una novela de Alan Bennett con una premisa en apariencia muy sencilla. Un día, la Reina Isabel II de Inglaterra, como muchos otros, pasea junto a sus perros y, al toparse con una biblioteca ambulante (algo que espero ver antes de morir, por cierto), justo frente a las cocinas del palacio, decide dar una mirada. Dama muy apegada a las buenas costumbres y siempre queriendo cumplir con lo que se espera de ella, se acerca a procurar los saludos de rigor al conductor y al único lector, un joven ayudante de cocina llamado Norman, que se muestra más que simpático y presto a sugerir lecturas que podrían interesar a la inesperada visitante. En realidad, la reina no tiene interés en leer nada, es solo que está allí, en una biblioteca, ¿y qué se espera que haga una persona en una biblioteca? Pues tomar un libro, claro, de modo que ella lo hace, y en ese preciso momento su suerte está echada porque, libro tan libro, se ve arrastrada por la pasión de convertirse en una persona que lee por puro placer y sin medida.
Muchos empezamos a leer por distintas razones; inculcados quizá por el ejemplo en casa, empujados por los deberes escolares con la omnipresente lista de libros en el plan curricular, por pura curiosidad; en fin, que motivos sobran, pero aquellos que decidimos dedicar buena parte de nuestras vidas a devorar obras por puro placer, que pasan a convertirse en nuestras compañeras de aventuras, podemos decir con absoluta seguridad, que comprendemos a la reina perfectamente y la apoyamos de todo corazón.
En poco más de cien páginas, somos testigos de cómo la reina se declara a sí misma una opsímata (persona que aprende tarde en la vida), pero no se amilana por ello, por el contrario, decide recobrar el tiempo perdido, o tanto como le es posible, y eso generará más de una situación muy curiosa. ¿Qué piensa el Duque, su esposo? ¿Soportarán sus asistentes que la reina ose alterar el estricto protocolo para continuar con su libro de turno?
El estilo del autor es ágil, preciso y con un delicioso humor británico. Los comentarios de la reina respecto a sus lecturas, los escritores a quienes conoce o conoció, esa frustración que muchos hemos sentido frente a una obra en particular, no tienen pierde, estoy segura de que todos quienes leemos podemos sentirnos muy identificados con ella. El libro está repleto de frases fabulosas, y me permito compartir algunas para terminar de tentarles, a ver si se animan a leerlo, no se arrepentirán.
“Nunca le había interesado mucho la lectura. Leía, por supuesto, como todo el mundo, pero el gusto por los libros era algo que dejaba a los demás. Era un hobby, y la naturaleza de su trabajo entrañaba no tener hobbies. El jogging, cultivar rosas, el ajedrez o escalar, el aeromodelismo y decorar tartas. No. Las aficiones suponían preferencias y había que evitar las preferencias: excluían a la gente. No tenía preferencias. Su trabajo consistía en mostrar interés, pero no en interesarse. Y además leer no era hacer algo. Ella hacía cosas...”
“Cuando empezamos un libro lo terminamos. Nos han educado así. Libros, pan y mantequilla, puré de patatas: no hay que dejar nada en el plato.”
“Lo que asimismo estaba descubriendo era que un libro llevaba a otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran lo bastante largos para leer todo lo que ella quería.”
“Aleccionar no es leer. De hecho es la antítesis de la lectura. Aleccionar es sucinto, concreto y pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante. El aleccionamiento cierra un tema, la lectura lo abre”.
“Los libros no suelen inducir a la acción. Los libros, por lo general, sólo nos confirman lo que, quizá involuntariamente, ya hemos decidido hacer. Leemos un libro para que nos confirme nuestras convicciones. Un libro, por así decirlo, cierra el libro.”
“El atractivo estaba en su indiferencia… A los libros no les importaba quien los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguales, ella incluida… Los libros no se sometían. Todos los lectores eran iguales…”
Un libro repleto de humor negro.
ResponderEliminarTe cuento una cosa, me encanta el tema.
Jejeje.
Saludos.
Esas novelas que llegan a nuestras vidas de un modo casual son en muchas ocasiones las mejores historias. Me parece un buen argumento el de Alan Bennet, el de mostrarnos la historia del mero placer de leer a través de un personaje muy especial como la reina. Gracias por la reseña
ResponderEliminarPD. A mi también me gustaría ver una biblioteca ambulante.
Un abrazo
Tengo anotado el título desde hace tiempo que leí la reseña en el blog de Laky y me dejó con ganas de hacerme con él, me alegro de que tú también lo hayas disfrutado
ResponderEliminarbesos
Puede ser una lectura curiosa pero no me atrae nada saber lo que lee la reina de los ingleses, la de los españoles tampoco.
ResponderEliminarUn beso.
Me encanta el humor británico :)
ResponderEliminarGracias por la información, no conocía este libro, pero me lo apunto :)
Besos,
Pues mira, debería de ser el típico libro que salgo corriendo a buscar y sin embargo no termina de atraerme por su protagonista.
ResponderEliminarNo tengo decidido aún qué hacer con él
Besos
Me ha encantado tu Reseña de este Libro de Alan Bennet. Creo que lo apuntaré en mi lista de Futuribles.
ResponderEliminar¡¡¡Gracias por compartir!!!
Abrazos y besos.
Un libro que tengo pendiente desde hace... Que el humor británico me gusta. Y me parece que disfrutaría mucho con este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias por la reseña guapa. Muy interesante no la conocía. Un besote enorme.
ResponderEliminarUy parece interesante te mando un beso y buena semana
ResponderEliminarHola preciosa!!! :D
ResponderEliminarMe he escapado de las vacaciones un rato para venir de visita jejeje La verdad es que la primera vez que vi este libro pensé que no era para mi... pero tras varias reseñas... sí, debo decir que mi opinión cambió radicalmente :D Ahora lo tengo en la lista, a ver cuando puedo leerlo ;)
Un besote!!!!
Hola preciosa!!! :D
ResponderEliminarMe he escapado de las vacaciones un rato para venir de visita jejeje La verdad es que la primera vez que vi este libro pensé que no era para mi... pero tras varias reseñas... sí, debo decir que mi opinión cambió radicalmente :D Ahora lo tengo en la lista, a ver cuando puedo leerlo ;)
Un besote!!!!
A mi ya sabes que también me gustó, como lectores resulta inevitable empatizar con esta reina (que aunque de primeras no era una señora que me llamase, en el libro tiene su aquel y claro, se aleja de la real).
ResponderEliminarUn besito!
He leído muchas reseñas de esta novela y cuantas más leo más me apetece! La verdad es que sí, que todos empezamos a leer por alguna razón. En mi caso mi prima mayor me ofreció sus libros de la serie "Los 5" de Enid Blyton y ya fue empezar y no parar :)
ResponderEliminarUn besin
Me apetece por las buenas críticas...pero no me acabo de animar la verdad.
ResponderEliminarUn beso!
:O ¿Es una novela de verdad? ¿O la narración de un suceso que ocurrió? xDD creo que me voy por lo primero... aunque es un poco difícil de creer porque, es decir, la protagonista es la reina y... ajsaksaksja me resulta divertido xD
ResponderEliminarBessos!
Vaya, Aglaia, qué curioso este libro, y la premisa es tan encantadora, ocurrente y tierna, me has seducido con esto ;o) Me gustaría muchísimo leerlo, así que lo apunto ahora mismito.
ResponderEliminarQué cosas, que la reina se rinda ante la lectura :o)
Besotes reales.
Si, Aglaia quede atrapada por tí, y me apunto el título, y por supuesto me quedo de seguidora, eres realmente muy interesante.
ResponderEliminarBesos ♥♥♥
Parece interesante el libro la verdad, oyes que es eso de una biblioteca ambulante? Un besazo.
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