domingo, 9 de julio de 2017

MARINA: CARLOS RUÍZ ZAFÓN



Quince años más tarde, la memoria de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca. Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Este es el mío.

En la Barcelona de 1980 Oscar Drai suena despierto, deslumbrado por los placeres modernistas cercanos al internado en el que estudia. En una de sus escapadas conoce a Marina, una chica audaz que comparte con Oscar la aventura de adentrarse en un enigma doloroso del pasado de la ciudad. Un misterioso personaje de la posguerra se propuso el mayor desafío imaginable, pero su ambición lo arrastro por sendas siniestras cuyas consecuencias debe pagar alguien todavía hoy.



Creo que he comentado alguna vez cuánto admiro a Carlos Ruiz Zafón, es uno de mis favoritos y eso no es poco decir. Me encanta su prosa, esa forma tan mágica que tiene de narrar, cómo consigue envolver al lector y hacer aquello que considero uno de los pilares de la literatura, sumergirte en un nuevo mundo, uno que aún cuando pueda ser ficticio, de alguna forma, hechicería mediante, pasa a ser tuyo y tan cercano que lo vives como si fueras un personaje más de la historia y, al llegar al final, te deja un vacío en el alma. Ay,  daría mi brazo derecho por escribir como este hombre. O el izquierdo, bueno, que soy diestra y de la otra forma el sacrificio no tendría gracia.

La saga del Cementerio de los libros olvidados es una de mis favoritas y aún cuando los libros tienen sus más y sus menos, vistos como un todo me parece sencillamente extraordinaria. Por desgracia, no es fácil encontrar los otros libros de Zafón, aquí son poco conocidos y por eso, cuando un amigo librero consiguió Marina para mí me dieron ganas de aplaudir con las orejas del gusto. El libro fue lo que esperaba y mucho más.



Oscar, el protagonista, es un personaje muy propio de Zafón, me recordó al Daniel de la saga de El cementerio de los libros olvidados; un jovencito despierto de lengua afilada y afán de aventura, un héroe en toda regla sin caer en esa desagradable tendencia actual de presentarlo como un arquetipo de perfección, Dios nos ampare. Oscar, aunque valiente, leal y sobre todo noble, dista de ser perfecto. La pasa mal en el internado en que estudia, pero un día, por esas gracias que nos concede de vez en cuando la vida, conoce a la chica que le da título al libro. Marina. Y nada volverá a ser lo mismo para él.

Algo que me encantó de este libro es, de nuevo, una característica que considero muy de Zafón, su capacidad para narrar una historia que va ganando en complejidad según avanza la trama y que de pronto se bifurca hasta abarcar una serie de otras historias a cual más interesante que no le resta importancia en lo absoluto a la principal, sino que la enriquece hasta el infinito. 



La profunda amistad y complicidad que se crea entre Oscar y Marina son hermosas, lo mismo que el amor de esta última por su padre, un personaje que me robó el corazón de inmediato. Nuestros protagonistas se ven arrastrados casi por accidente en una historia truculenta hasta el máximo, tanto que aún ahora, tras terminar el libro, me pregunto cuán sobrenatural fue en realidad y qué tan posible  es que algo como lo que ellos pasaron pudiera ocurrir. Pero sobre todo, como siempre con Zafón, creo que esta es una historia acerca de la humanidad, de los más profundos deseos y temores que puede experimentar un ser humano y de las decisiones que toma frente a ellos. Te rindes al miedo y cedes a la ambición, o mantienes tu integridad por sobre todas las cosas y decides abrazar ese camino de dolor que puede ser a veces la vida.

El final de la historia es sencillamente hermoso. Y también desgarrador, para qué nos vamos a engañar. ¿Pero no dicen que hay belleza en el dolor? A mí me cuesta aceptarlo, lo reconozco; no he llegado aún a ese punto en que pueda ver atrás y hallar algo bello en medio del horror, pero a lo mejor es algo que aprendes a apreciar con el pasar del tiempo. Supongo que es eso lo que Zafón intenta plasmar en esta historia y debo decir que sin duda lo logra con creces. En la pena y la desolación residen la esperanza y los recuerdos, y eso es algo para admirar. Obviamente, recomiendo muchísimo esta historia, de la misma forma en que recomiendo siempre al autor; ni defrauda ni deja indiferente, y ese es también uno de los pilares de la literatura, así que espero lo tengan muy en cuenta si es que aún no lo han leído.