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jueves, 28 de abril de 2016

UN ÁRBOL CRECE EN BROOKLYN: BETTY SMITH


El clásico norteamericano sobre la infancia y juventud de una hija de inmigrantes en el Brooklyn de la década de 1920. Francie Nolan adora leer, y lo hace sentada en las escaleras de emergencia de su casa, a la sombra de un árbol. Esta es la entrañable historia de su vida y la de los Nolan en general, una familia pobre, de raíces irlandesas y austriacas, que llegó a América buscando prosperidad. Francie crece con un padre dulce pero débil y demasiado pegado a la botella, de manera que el verdadero soporte de la familia es su madre, que trabaja limpiando las escaleras de la vecindad. Un coro de familiares y amigos rodea a la familia, pero queda claro desde el principio que son las mujeres Nolan las que de verdad pisan fuerte en la vida. Como aquel árbol que le da sombra mientras lee, y que crece en el cemento, la ingeniosa Francie lucha contra toda clase de obstáculos para sobrevivir y salir adelante. Una novela repleta de personajes vivos, que recrea la década de 1920 en Brooklyn y el sueño americano de miles de inmigrantes.



Un árbol crece en Brooklyn ha resultado una lectura compleja y al mismo tiempo más simple de lo que esperaba, aunque parezca un poco contradictorio. Menciono lo de compleja porque pensé, luego de recibir muchas recomendaciones acerca de ella, que me engancharía de inmediato, pero no fue así; si bien disfruté mucho de la lectura desde un inicio, reconozco que no fue sino hasta la mitad del libro, aproximadamente, que me vi por completo envuelta en la trama, lo que, a la luz de todos los acontecimientos que se suceden a esas alturas del libro, me ha llevado a preguntarme si quizá esa no fue la intención de Betty Smith desde un principio. Me refiero a que durante las primeras páginas del libro se nos presenta la vida de esta familia, los Nolan, desde los ojos de la pequeña Francie, por medio de una serie de anécdotas que  nos permiten conocer su relación entre ellos, con el mundo, y consigo mismos. Sabemos acerca de cómo esta familia de raíces irlandesas y austriacas llegaron a Nueva York, como muchos otros inmigrantes en aquella época, en busca de una vida mejor y ese "sueño americano" del que se hablaba tanto. Gracias a la narración sencilla y amena de la autora, que da voz a Francie, conocemos sus carencias, las dificultades por las que deben pasar, ese vivir un día sí y otro también sin estar seguros de lo que depara el mañana, pero con el mejor de los ánimos la mayoría de las veces para esperar lo mejor.



Francie es un personaje encantador, y la seguimos desde que es una niña hasta que crece bordeando la adolescencia, siempre con una serie de anécdotas interesantes y que grafican mucho el entorno en que vive. A Francie le encanta leer, al grado que va a la biblioteca como quien se acerca a una iglesia (muy identificada con ella en este punto), y está decidida a leer un libro de los que allí encuentra cada día, en orden alfabético (temo que no me veo tan reflejada aquí, jamás podría ser tan disciplinada con mis lecturas). Y a Francie no solo le gusta leer, sino que, según crece, descubre una gran pasión por la escritura (definitivamente esta niña es de las mías). Pero no todo son libros y los sueños de una niña pequeña, no, en absoluto. Vemos también la relación de Francie con su hermano Neeley, que me ha parecido entrañable, y en particular conoceremos también a los adultos que la rodean. Debo señalar aquí a los padres de los niños, porque ambos me han parecido muy interesantes y ricos. Kathie, la madre, es una de aquellas damas dispuestas a hacer todo lo que está en su mano por sacar adelante a su familia, trabajar hasta el desmayo y procurar una vida mejor para sus hijos, por difícil que resulte y por poca ayuda que reciba. El padre, Jhonny, en cambio... no sé, tengo sentimientos encontrados con él porque es un hombre que me inspira tanta lástima como indignación; trabaja eventualmente de camarero, pero tiene un serio problema con la bebida, y me rompe el corazón ver cuánto ama a su familia y cómo Francie lo idolatra, pero él se ve arrastrado por ese vicio.



Luego, en la segunda parte de la novela, como les comentaba, ciertos acontecimientos obligan a Francie a dejar parte de esa inocencia que conservaba y a enfrentarse a los horrores que la vida nos tiene deparados; pero no quiero entrar mucho en detalles para que así se animen a descubrirlos por ustedes mismos.

Algo más a resaltar de este libro es el maravilloso retrato que hace del Brooklyn de la época, cuando apenas empezaba a formarse gracias en gran medida a todos esos inmigrantes que literalmente sudaron y sangraron sobre sus calles para convertirlo en el lugar que nos es tan conocido, al menos gracias a la literatura. Sin duda, Un árbol crece en Brooklyn es un libro muy recomendable para cualquier lector; nos presenta personajes entrañables, una trama que te va envolviendo con suavidad hasta que necesitas saber qué depara el futuro a estas personas, y en particular a la pequeña Francie, que a mí, al menos, me ha robado el corazón.


"Son mágicos los instantes en que un niño se entera de que puede leer las palabras impresas. Durante un tiempo, Francie sólo sabía pronunciar las letras una a una, para luego juntar los sonidos y formar una palabra. Pero un día, mientras hojeaba un libro, la palabra "ratón" le apareció entera y de inmediato adquirió sentido. Miró la palabra y la imagen de un ratón gris se estampó en su cabeza. Siguió leyendo y cuando entrevió la palabra "caballo", oyó los golpes de sus cascos en el suelo y vio el sol resplandecer en sus crines. La palabra "corriendo" la golpeó de repente, y ella empezó a jadear, como si de verdad hubiese estado corriendo. La barrera entre el sonido de cada letra y el sentido de una palabra entera se había caído. Ahora, con un simple vistazo, la palabra impresa le revelaba su sentido. Leyó rápidamente unas páginas y estuvo a punto de desmayarse por la emoción. Quería gritarlo al mundo entero: ¡sabía leer! ¡Sabía leer!"

domingo, 17 de abril de 2016

EN ABRIL, LIBROS MIL



Hoy vengo con una nueva iniciativa del grupo TARROS-LIBROS 2016, de esas tan bonitas que se organizan. En esta ocasión, claro, toca festejar el Día del libro que, valgan verdades, para las almas lectoras es como Navidad, pero en abril. Por todas partes y para quien sepa  mirar, se encontrará  con ferias, conversatorios, ¡ofertas!; pero, sobre todo, nos toparemos con más de un amigo lector que tendrá la gentileza de recomendarnos algún libro que, nunca se sabe, podría cambiarnos la vida. La propuesta del grupo para esta fecha es precisamente recomendar un libro que le rinda honores a esos fieles amigos. Se me ocurrieron varios, pero decidí optar por uno que me parece no es tan conocido como merece y del que ya les hablé en alguna otra ocasión: La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. 


Enero de 1946: Londres emerge de las sombras de la segunda guerra mundial. La escritora Juliet Ashton está buscando el argumento para su próximo libro. ¿Quién podría imaginarse que lo encontraría en la carta de un desconocido, un nativo de la isla de Guernsey, a cuyas manos ha llegado un libro de Charles Lamb que perteneció a Juliet?

A medida que Juliet y el desconocido intercambian cartas, ella se queda atrapada en un mundo maravillosamente excéntrico.


                                                                   

Una buena amiga me recomendó este libro hace mucho tiempo, pero me resultó difícil conseguirlo y apenas di con él a un precio razonable  me lancé sobre él (casi literalmente),  y lo llevé para casa. La autora principal de este libro, Mary Ann Shaffer, cuenta que un día estaba en la isla de Guernsey, en El Canal de La Mancha en espera de su vuelo en el aeropuerto y se entretuvo con un libro acerca de la ocupación alemana en este lugar. Quedó fascinada por el tema y decidió escribir un libro al respecto; desafortunadamente cuando estaba por terminarlo se vio atacada por una delicada enfermedad, pero tuvo la fortuna de contar con la ayuda de su sobrina, Annie Barrows, quien le ayudó a llevar el proyecto a buen puerto.

                                    

Este libro pertenece al género epistolar, y solo por ello ya me tenía muy interesada. Desde que leí 84, Charing Cross Road me enamoré de este estilo de narración, y si además, como en el caso de ambos libros, se trata el amor por los libros y la importancia de la literatura en la vida del ser humano, me tienen del todo ganada. 

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que es Juliet Ashton la protagonista de esta historia, la persona alrededor de la cual se suceden los acontecimientos y son sus allegados, intereses y las sorpresas que van llegando a su vida quienes lo hacen también a la nuestra. Empezamos la historia con una carta, desde luego, como todas y cada una de las que componen este libro. Juliet es una joven mujer, escritora de profesión, que ha cosechado un gran éxito luego de publicar una columna semanal durante la Segunda Guerra Mundial bajo el seudónimo de Izzy Bickerstaff, todo ello en tono de chanza a fin de mantener el ánimo de la población tan elevado como es posible en semejante situación. Los artículos son recopilados en un libro que le depara buenas críticas y excelentes ingresos, pero ella decide despedirse de esa etapa de su vida y escribir un libro más serio. En esas está, insegura acerca de qué tema tratar, cuando le llega una curiosa carta de un habitante de Guernsey, Dawsey Adams, a quien le ha llegado un libro que alguna vez le perteneció a ella y quien le solicita que tenga la gentileza de hacerle llegar la dirección de alguna librería en Londres para así ordenar algunos títulos de su autor favorito, ya que en Guernsey no queda ya ningún establecimiento de ese tipo. Dawsey comenta algunos hechos curiosos respecto a la vida en la isla durante la ocupación que despiertan de inmediato la curiosidad de Juliet. Esta curiosidad se dispara hasta la estratósfera cuando Dawsey menciona a una suerte de club de lectura al que pertenece, la Sociedad literaria y el pastel de piel de patata, título impresionante donde los haya, así como lo importante que resultó esta sociedad para mantener el ánimo de la población en una época tan difícil para ellos. Este es el punto de partida para conocer, gracias a Juliet y a una serie de personajes, a cuál más interesante, la vida en aquella isla y los muchos acontecimientos que se sucedieron durante la guerra.

                                         

Creo que este libro retrata de forma fantástica la naturaleza humana en tiempos de crisis, cómo ésta saca lo mejor y lo peor de todos nosotros; pero hace hincapié en lo bueno, algo que agradecer en tiempos en que  muchas veces nos centramos más en lo negativo que en lo positivo. La lealtad, la amistad a prueba de balas, la resiliencia humana que jamás dejará de sorprenderme, y sobre todo esa bendición que es la literatura en la vida de las personas que están dispuestas a abrazarse a ella me han parecido sencillamente conmovedoras. 

La novela se lee en un suspiro y resulta imposible no terminar enamorada de Guernsey y de muchos de sus habitantes, personajes encantadores casi todos que van plasmando sus personalidades en las cartas que intercambian con Juliet u otras personas en el transcurro de la historia. Se sufre también, imposible no mencionarlo, ya que aquí no se oculta el horror de la guerra ni se esconden las tristes anécdotas de supervivientes y de aquellos que permanecen en la memoria de quienes los amaron, pero está narrado todo con tal delicadeza y respeto que llega al lector dotado de un aire de esperanza que opaca al dolor.

Un libro muy recomendado para todo el mundo, pero en particular para todos aquellos que amamos la literatura y que nos hemos visto salvados más de una vez por ella. ¡Feliz Día del libro!



"Eso es lo que me encanta de la literatura; en un libro encuentras un detalle diminuto que te interesa y ese detalle te lleva a otro libro y algo en ese te lleva a un tercer libro. Es matemáticamente progresivo; sin final a la vista y sin ninguna otra razón que no sea por puro placer"



martes, 5 de abril de 2016

COMER REZAR AMAR: ELIZABETH GILBERT



La protagonista, Elizabeth, de treinta y tantos años, deja atrás un matrimonio de siete años, un divorcio desgarrador y un desastroso romance posterior. Necesita alejarse de todo un poco, así que decide dar el gran paso, respirar hondo, dejar todo y marcharse de Nueva York. Así llega a Roma, donde descubre los placeres de la ciudad, aprende diez expresiones nuevas al día y se queda fascinada con los sorprendentes ojos de su nuevo ligue Giovanni, diez años menor que ella, y con el poder curativo de la pizza. Después de Italia, Elizabeth prosigue el camino ya emprendido por otros países, hasta que da la vuelta al mundo y en paz consigo misma regresa a Nueva York. Esta novela, que es un excelente ejemplo de la nueva corriente literaria que ya tiene numerosos seguidores en todo el mundo, la novela de autoayuda, es una reflexión sobre el amor en sus diferentes formas. Incluso el más escéptico lector soñará con encontrar a Dios algún día en un lugar de la India o quizá en un pedazo de pizza. Y no es un libro sólo para mujeres. 



Tardé mucho tiempo en leer este libro, lo que es curioso porque su autora, Elizabeth Gilbert, me cae muy bien; no que la conozca, pero leí otra de sus novelas y he visto varios videos suyos en los que habla acerca de la escritura y me parece una mujer bastante centrada y con un gran amor por lo que hace. Pero al fin encontré un momento para ponerme con Comer, rezar y amar, y ha sido una experiencia muy interesante.

No acostumbro leer muchos libros de autoayuda, no porque tenga nada en contra de ellos; por el contrario, creo que todo lo que pueda ayudar, valga la redundancia, a que una persona pueda sentirse bien consigo misma es muy necesario, en particular en este mundo tan loco en el que vivimos hoy; pero la verdad es que encuentro desesperantes esas lecturas cuando pecan de aleccionadoras, cuando el autor quiero imponer su manera de pensar y fijar pautas estrictas acerca de cómo se supone que debes vivir tu vida si quieres vivir en armonía contigo mismo. No sé, a lo mejor es que tengo un problema con las imposiciones, debe de ser mi vena rebelde.

Pero no hay nada de eso en Comer, rezar y amar. En este libro conocemos a una mujer como muchas otras que llega a un punto de su vida en que empieza a cuestionarse todo y no comprende qué está haciendo o por qué no está ni remotamente cerca de ese ideal de felicidad del que todo el mundo habla, aunque valgan verdades, la felicidad es un concepto un tanto complejo y que creo a veces se trata con mucha ligereza, pero esa es otra historia. El punto es que Liz, la protagonista del libro y nuestra escritora, quien nos cuenta su experiencia, decide que debe hacer algo o sencillamente su vida se irá al garete, y no es solo un decir; en el momento en que toda esta decisión se encuentra ahogada en la depresión y siente que no da más. De modo que toma todos esos conceptos que ha ido recolectando a lo largo de los años y emprende un viaje de un año por tres lugares del mundo en busca de encontrarle un sentido a la vida.



Al final, no sé si Liz encuentra ese sentido, dudo de que ella lo sepa tampoco, o al menos eso da a entender en el libro a lo largo de las páginas; puede que después de todo en realidad la vida no lo tenga. Pero son sus experiencias, el conocimiento que va adquiriendo día a día y sobre todo gracias a las personas que se encuentra en el camino y que le cuentan sus historias, algunas trágicas y otras felices, que ella aprende el que me parece es uno de los grandes fines de todo ser humano: aceptarse a sí mismo y amarse. Y no creo que sea algo que se puede aprender en un año, es algo que toma toda la vida y que sin duda nos depara más de una caída y muchas preguntas sin respuestas, pero al final la existencia en sí es toda una aventura y es uno quien decide cómo va a enfrentarla. 

Comer, rezar y amar es todo un viaje narrado en un tono muy sencillo y divertido con un montón de pasajes que enseñan mucho acerca de los lugares que Liz va visitando y de las personas con las que se encuentra, amén de líos, equivocaciones y algo de romance. También hay grandes lecciones para quien quiera verlas y, lo más importante para mí, es un libro que invita a pensar y eso es algo que siempre disfruto en mis lecturas, así que lo recomiendo mucho.








"La devoción es amor."

domingo, 20 de marzo de 2016

DETRÁS DE LA MÁSCARA: ADRIANA RUBENS



La Revolución industrial ha convertido a Londres en una ciudad de grandes desigualdades económicas y sociales. Kathleen Sweeney nació en Whitechapel, uno de los barrios más pobres. Se habría convertido en lo que muchos considerarían una “rata de alcantarilla”, si no hubiera sido por un giro inesperado del destino, que ha hecho de ella la prometida del marqués de Dunmore. Pero un nuevo imprevisto amenaza con ensombrecer su porvenir: acaba de recibir en herencia el Jardín Secreto, un exclusivo prostíbulo.

A Nicholas Richmond, marqués de Dunmore, la vida lo ha bendecido desde la cuna. Nacido en el seno de una de las familias más poderosas del país, está acostumbrado a que todo el mundo le rinda pleitesía. Se enorgullece de ser un hombre frío, que mantiene todos sus sentimientos controlados… hasta que el beso de una inocente muchacha se convierte en su obsesión y una misteriosa mujer enmascarada termina por robarle el corazón.

¿Podrá su amor vencer los prejuicios sociales y sobrevivir a los peligros que acechan desde Whitechapel?

Según el jurado del VI Premio Vergara-El Rincón de la Novela Romántica, «Detrás de la máscara nos ha cautivado por su preciosa historia de amor, por su originalidad, dinamismo y frescura, por la chispa de sus diálogos y a la vez por ser una novela romántica de las de siempre. Sus personajes, tanto los principales como los secundarios, nos han conquistado y difícilmente se borrarán de nuestra memoria.»



Hoy llego con la reseña de una novela romántica, que ya tocaba; después de todo, es uno de mis géneros favoritos y siempre disfruto mucho encontrarme con una buena historia. Eso es lo que ha ocurrido con Detrás de la máscara de Adriana Rubens, una novela muy bonita que resultó ganadora del último Premio Vergara y que llegó a mí muy recomendada. Esta es, según sé, la primera novela de la autora y creo que ha empezado con el pie derecho en esta andadura porque ofrece un estilo fresco y divertido que le viene de perlas al género.

Kathleen, o Kathy, para los amigos, es la protagonista de la historia y es, además, quien me parece que lleva todo el peso de la novela, lo que me ha parecido genial porque su vida es bastante interesante y se ve envuelta en circunstancias que nos permiten conocer mucho acerca de la vida en el tiempo que le tocó en suerte. Ella, aunque educada desde la muerte de su madre en un reconocido internado para señoritas, donde recibió una formación atípica para la época y que supo aprovechar muy bien, pasó una infancia muy difícil en la zona de Whitechapel, donde había que tener agallas para sobrevivir y mucha voluntad, lo que le fortaleció el carácter y, me atrevería a decir, la preparó para todo lo que le tenía preparado la vida. Y vaya con lo que se le venía...



Kathy se vio prometida en circunstancias un poco accidentadas al marqués de Dunmore, Nicholas Richmond, hermano de su mejor amiga, pero su compromiso en sí no es muy usual, de modo que cuando deja el internado se ve de pronto muy lejos de la tranquilidad que esperaba encontrar. A partir de aquí se pone a prueba ese carácter y la bondad que refleja desde un inicio. Su tía, quien era su tutora, le lega un conocido burdel de Londres y ella, en gran medida bajo coacción, se ve obligada a aceptarlo y no solo eso, sino que se pone frente al negocio de marras, por llamarlo de alguna forma, y empieza una rebelión en su búsqueda de un futuro mejor para las mujeres que allí trabajan, así como de muchas otras personas que se ven afectadas por la miseria en una época tan crucial de la historia. Creo que este es el punto fuerte de la historia, al menos para mí; me ha encantado la aventura de Kathy y esa misión que se desarrolla durante toda la historia, así como varios de los personajes secundarios que aparecen en la trama. Puntos para Connor, su "socio" en el negocio y quien es de por sí todo un enigma en sí mismo que espero conocer más a fondo en una futura entrega, porque promete mucho.



Entre lo que no me terminó de convencer se encuentra quizá, por raro que suene, el romance en sí mismo. No he logrado conectar con el personaje de Nicholas, si bien es cierto que el pobre palidece un poco frente a uno tan bien logrado y complejo como Kathy, lo que no es su culpa; pero sin duda la falta de profundidad en su personaje y la rapidez y facilidad con que se desarrolla la relación entre ambos consiguió que el romance no me emocionara tanto como esperaba. Igual, creo que la historia de la protagonista y secundarios, así como el misterio y los secretos que se van develando hacen de la lectura una delicia y solo por eso vale muchísimo la pena. 

Quedo a la espera de lo que nos presente la autora en el futuro y desde luego que recomiendo mucho esta historia. 

domingo, 13 de marzo de 2016

UN MONSTRUO VIENE A VERME: PATRICK NESS



Una historia emocionante y extraordinaria sobre un niño, su madre enferma y el monstruo que viene a visitarlo. Siete minutos después de la medianoche, Conor despierta y se encuentra un monstruo en la ventana. Pero no es el monstruo que él esperaba, el de la pesadilla que tiene casi todas las noches desde que su madre empezó el arduo e inacabable tratamiento. No, este monstruo es algo diferente, antiguo… Y quiere lo más peligroso de todo: la verdad.



Es difícil reseñar un libro como Un monstruo viene a verme, o al menos así me parece a mí, y supongo que se debe a la fuerte impresión que deja una vez que lo has terminado. La primera vez que oí acerca de él y leí la sinopsis me dije que quizá no fuera buena idea leerlo, que el tema que trata es muy doloroso y que lo mejor era ir por él en el momento apropiado, como pasa siempre con los libros que sabes van a necesitar una consideración especial. Y bueno, como ha ocurrido antes, me enteré de que harían la adaptación al cine, vi el trailer y me ganó la curiosidad porque se ve impresionante. De modo que cogí el libro y me puse con él pensando que me esperaba algo muy especial entre sus páginas. Y así fue.





«Hay cosas peores que ser invisible», había dicho el monstruo, y tenía razón.







Conor es un niño muy apegado a su madre gravemente enferma que se presenta ante nosotros en una historia que asemeja un poco a los cuentos de hadas, pero a esos antiguos, propios de leyendas inmemoriales, oscuros y que, puedes intuir, tienen pocas alegrías para ofrecer. Y eso es triste, claro, pero también es justo y necesario porque la vida es así; a veces el destino nos tiene preparados golpes muy fuertes y no queda otra opción que plantar cara aún cuando lo único que deseemos en verdad sea salir corriendo. Y esa es una de las lecciones más importantes del libro, la apremiante necesidad de aceptar la verdad por dolorosa que sea. Porque la verdad, si bien no siempre te hace libre, al menos alivia de alguna forma a un corazón destrozado. 

El monstruo que va en busca de Conor es una criatura tan antigua como la tierra que, si bien ofrece contar algunas historias que según él no tienen el fin de aleccionar, en realidad sí que lo hacen un poco; pero su fin principal es conseguir que Conor acepte lo que está ocurriendo y le haga frente a sus pesadillas. 







—Las historias son criaturas salvajes —dijo el monstruo—. Cuando las sueltas, ¿quién sabe los desastres que pueden causar?










Un monstruo viene a verme es un libro muy corto, con un estilo de narración ágil y sencillo que engancha de inmediato y te mantiene pegado a sus páginas. Duele, sí, me parece importante recalcar eso porque a veces los libros que tratan de alguna forma temas como las enfermedades y las pérdidas hacen énfasis en la esperanza, pero no hay mucho de eso por aquí. Y eso está bien, con frecuencia no hay lugar para la esperanza propiamente dicha, pero eso viene luego; en un inicio, frente al desastre, la mera supervivencia es suficiente. Muy recomendable. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

LECTURAS PARA EL 8 DE MARZO: CHARLOTTE DE DAVID FOENKINOS



Tengo la fortuna de seguir por distintas redes sociales a un grupo de excelentes personas con quienes comparto muchos gustos e ideas; están por aquí en el blog, leyendo esta entrada, y son maravillosos, algunos por Twitter, otros por el siempre mentado Facebook, y a veces están en todas partes y es una dicha porque así no me pierdo de lo que ellos a su vez quieren compartir, entre ellas ideas magníficas ideas que unen a un grupo de personas con intereses comunes y se lo pasan genial en el proceso de hablar de ellos. En este caso en particular me refiero a Carmen, del blog Carmen y amigos, que tiene una página en Facebook en la que siempre está compartiendo un montón de actividades, todas muy interesantes y aun cuando el tiempo no me da para sumarme a todas, hay varias que sencillamente me enamoran y no me perdonaría no participar. Una de ellas, una lectura conjunta de Thornfield a Manderley, que implica la lectura de pedazos de libro como son Jane Eyre, Ancho mar de los Sargazos y Rebeca nos tiene muy emocionados a todos los participantes, pero ya les contaré algo más acerca de ello. Hoy es un día especial para una actividad más especial aún. Hoy me uno a un homenaje para el Día Internacional de la mujer del grupo Tarro-libros 2016.



Que sí, lo sé, tal vez sea una fecha que en realidad ni siquiera debería existir, ¿verdad? Pero desafortunadamente, al menos por ahora, mientras la palabra "igualdad" se muestre para tantas en el mundo muy lejana y esquiva, está más latente que nunca la necesidad de conmemorar este día no solo porque es un recordatorio de todo aquello por lo que aún tenemos que luchar, sino para celebrar y rendir honores a tantas y tantas mujeres que a lo largo de la historia, queriéndolo o sin querer incluso, por el mero hecho de desafiar los convencionalismos y hacer frente a la injusticia, nos abrieron un poco el camino a sus congéneres de estos tiempos.

La actividad a la que Carmen nos invita consiste en hablar acerca de una mujer o grupos de mujeres que marcaron historia, muchas de ellas poco conocidas o apreciadas como merecen. La verdad es que, por fortuna, puedo pensar en cientos de nombres, lo mismo que sin duda les ocurre a ustedes, pero me he decantado por un personaje maravilloso al que "descubrí" hace no mucho tiempo y cuya historia, conocida gracias a un autor magnífico, me robó el corazón.



Charlotte Salomon.

David Foenkinos escribió una suerte de biografía novelada de esta gran artista alemana que fue Charlotte Salomon mostrándola al mundo tal y como fue, una mujer privilegiada por su talento, con un fardo emocional enorme debido a su trágica existencia y la herencia de pesares que le tocó en suerte. Y tal vez allí radique la razón de esa fascinación que inspira esta mujer en cuanto se conoce su historia, en el hecho de saber que tenía todo para rendirse, que de ser una persona poco dispuesta a la lucha sencillamente hubiera bajado los brazos en las muchas oportunidades que tuvo y nadie la hubiera culpado. Una mujer en su tiempo con su talento y personalidad no era moneda corriente, se le veía con desconfianza, una que sumada a su condición de judía en una Alemania Nazi solo podía asegurarle dolor. Pero ella escogió vivir. ¿Puede haber un acto más revolucionario que ese? En un mundo donde el horror le golpeó más allá de lo imaginable y oyó una y otra vez que lo más sencillo hubiera sido solo dejar que el destino le arrastrara, Charlotte eligió vivir y lo hizo muy bien. En el breve periodo de tiempo en que estuvo en este mundo, abrazó su arte y volcó sus demonios y esa esperanza que le brotaba por los poros en forma de rebelión para contar su historia. 



Reseñé el libro de Foenkinos en su momento y me gustaría compartir algunos fragmentos de esa reseña que quizá les ayude a ver de forma más clara quién era Charlotte y qué fue lo que hizo para convertirse en esa estrella brillante y fugaz que, a mi parecer, dejó una estela imborrable.

Charlotte Salomon era una superdotada, tenía un temperamento muy particular heredado, quizá, de esas mujeres de su familia, aquellas que escondían  mundos interiores tremendamente complejos, casi infiernos en vida en la medida en que permitían que la desgracia y la depresión les afectara a este grado. Fue el caso de su tía, la hermana de su madre de quien hereda el nombre, una mujer que se suicidó lanzándose de una ventana de su casa con solo dieciocho años, hecho que marcó profundamente a la madre de Charlotte, que nunca pudo recuperarse de este trauma; adoraba a su hermana y no hubo forma de volver a ser ella misma. Esta mujer hizo lo posible por llevar una vida normal, se hizo enfermera, conoció a un médico entregado a su profesión y se casó con él, teniendo luego a Charlotte, pero la depresión fue una constante en su vida hasta que se suicida dejando a su hija muy pequeña; a ella, por cierto, le hicieron creer que su madre había muerto de una enfermedad, no supo la verdad hasta varios años más tarde, y esto la marcó de forma terrible.



Charlotte formaba parte de una familia acomodada, con cierto prestigio en Alemania, pero eran también judíos, y cuando la amenaza Nazi se sumió sobre el país, no hubo manera de permanecer a salvo. Pese a ello, cuando su padre contrajo segundas nupcias con una famosa cantante, Charlotte conoció el mundo del arte y empezó a encontrar en la pintura el escape para su difícil vida; se enamoró locamente del maestro de canto de su madrastra, Alfred, un hombre que la alentó a desarrollar su talento, al grado que consiguió entrar a la escuela de Bellas Artes de Berlín pese a que en aquella época era casi imposible para un judío el conseguir un cupo. Sin embargo, el horror de la guerra y el fanatismo avanzaba, al grado que debió dejar la escuela y seguir a sus abuelos maternos en su refugio en Francia.

En determinado momento, debido al suicidio de su abuela y al conocimiento de la verdadera causa de la muerte de su madre, Charlotte se vio frente a un punto de quiebre en su vida; dejarse arrastrar por esa pasión y dolor que le corroían el alma y renunciar a su vida, o entregarse al arte y buscar en él la salvación. Optó  por lo segundo y, con un ritmo impresionante, tal vez presintiendo lo cerca que tenía ya a la muerte, creó su gran obra "¿Vida o teatro?" / "Leaben oder Thether?: Ein Singspiel", una serie de pinturas autobiográficas que no solo constan de pinturas en realidad, sino también de texto, poesía, conversaciones interiores y referencias musicales. Tal y como le dijo al Dr. Moridis, quien se convirtió en guardián de su obra al confiársela: "Mantenlo seguro, es toda mi vida". Él lo hizo, y gracias a ello, podemos conocer su historia. 

Al final, me quedo con una frase que creo ejemplifica de forma perfecta la decisión de Charlotte de no rendirse y de vivir su vida tal y como ella eligió. Pensando con seguridad en esas mujeres de su familia que por un motivo u otro terminaron arrastradas por la desgracia y, quiero pensar que también por todas aquellas que no tenían alternativa, en su tiempo y en el nuestro, ella dijo:

"Viviré por todas ellas"

Y lo hizo. 



domingo, 7 de febrero de 2016

YO ANTES DE TI: JOJO MOYES



Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en su sano juicio. Will Traynor sabe que un accidente de moto se llevó sus ganas de vivir. Sabe que ahora todo le parece insignificante y triste y sabe exactamente cómo va a ponerle fin. Lo que Will no sabe es que Lou está a punto de irrumpir en su mundo con una explosión de color. Y ninguno de los dos sabe que va a cambiar al otro para siempre. Yo antes de ti reúne a dos personas que no podrían tener menos en común en una novela conmovedoramente romántica con una pregunta: ¿qué decidirías cuando hacer feliz a la persona a la que amas significa también destrozarte el corazón?



Yo antes de ti es uno de esos libros que resultan difíciles de reseñar, que no sabes cómo poner en palabras todo lo que te ha hecho sentir y vas convencida de que con seguridad te dejaras algo en el tintero. Pero a pesar de ello no quiero dejar de hablarles de él porque el leerlo ha sido toda una experiencia de vida, me atrevería a decir. Leí varias reseñas para él en el transcurso del año pasado, y aunque me prometí leerlo, por una cosa u otra no me animaba a empezar con él; trata un tema duro, quizá mis reservas tuvieran algo que ver con eso; sin embargo, bastó con ver el trailer de la adaptación al cine que se estrenará en junio, creo, y se me dispararon las alarmas. Porque me gustó, me pareció un trailer precioso, y me dije que si con solo ver dos minutos y poco más de una adaptación que no tengo claro si le hará honores a la historia me emocionaba tanto, más me valía ponerme rápido con el libro, que ya estaba tardando. Y eso fue lo que hice. No me duró ni dos días y me dejó como por fortuna me ha ocurrido muchas veces en mi vida al leer un libro extraordinario...



Tantos sentimientos, sí, tantos pensamientos, cuestionamientos, ideas. No recuerdo dónde leí que Yo antes de ti no trata de un romance, como se podría pensar al leer la sinopsis, sino de una historia de amor, y estoy completamente de acuerdo. Y no me refiero solo a la historia de amor romántico de chica conoce chico y a ambos se les trastoca el mundo, que ocurre, claro que sí, sino de un descubrimiento personal muy profundo que culmina en una extraordinaria historia de amor con uno mismo. 

Lou, nuestra protagonista, me ha parecido un personaje encantador, infinitamente humano, con defectos y virtudes; un poco perdida en esa vida rutinaria que lleva, con un buen fardo de inseguridades y sobre todo con ese temor enterrado de enfrentar al mundo luego de sufrir una experiencia que le selló los pies al pavimento, por así decir. Muchas personas tienen la habilidad de encontrar su destino con rapidez e ir por él sin dudar un instante; les tengo mucha envidia, de la buena, pero envidia al fin. Mientras que hay otras, como Lou, con quienes me siento más identificada, que necesitan ver su mundo remecido para darse cuenta de que hay un gran universo allí fuera esperando porque se animen a dar ese primer paso necesario para encontrarse a si mismos y tener el valor de buscar lo que quieren. El remezón de Lou tiene nombre y apellido, se llama Will Trainor y es un hombre que vive un infierno personal, pero eso no le impide ver el interior de esa simpática y talentosa chica que se convierte en su cuidadora sin que a ninguno le haga mucha gracia la idea.



La vida de Will era perfecta; él era uno de esos valientes y decididos que supo pronto qué quería hacer con su vida y fue a por ello sin pensárselo un segundo. Destacó en todo lo que eligió hacer y vivió como quiso hasta ese horrible accidente que lo dejó atado a una silla, tetrapléjico y dependiendo de otros, algo que odia. Si por él fuera, no viviría más, no le ve el sentido a hacerlo si ya no puede ser dueño de su destino. Pero cuando Lou llega a su vida se da cuenta de que aún hay cosas por ver y experimentar, sin que ello signifique, y eso es muy importante, que el amor sea suficiente. O tal vez si lo sea, cuando es amor de verdad, ese que no es egoísta, el que sabe comprender al otro y poner su felicidad por encima de nuestros propios deseos.



Yo antes de ti es, sobre todo, un viaje de descubrimiento interior, como les contaba líneas más arriba. La historia de amor de Will y Lou es hermosa, conmovedora y maravillosa, de esas que todos deberíamos experimentar alguna vez en la vida, pero sin duda lo que más me ha tocado durante la lectura ha sido conocer a Lou, verla crecer, interactuar con esa desquiciada y encantadora familia suya que me hace pensar que la mía, después de todo, no es tan extraña como pensaba. Al final he llorado, como me dijeron más de una vez que haría, lo que no es nada sencillo, no lloro con facilidad con mis lecturas, y aún así, no ha sido un llanto nacido de la pena, sino de empatía y emoción por ese final tan bonito, un canto de esperanza y amor verdadero. Esta novela es todo un viaje interior y la recomiendo de todo corazón, no se la pierdan. Y luego, hagan como yo y esperen con muchas ganas la adaptación, que tiene buena pinta; les dejo el trailer por si aún no la han visto y así termino de tentarlos. 


domingo, 31 de enero de 2016

NACIDA DEL FUEGO: NORA ROBERTS



La joven Maggie Concannon, poseedora de un carácter independiente, obstinado y temperamental, fruto de una convivencia familiar marcada por la indiferencia y el desprecio de una madre resentida, pero también un reflejo de su tierra natal, la rural y salvaje Irlanda, tiene claro que no está dispuesta a depender de ningún hombre… Sin embargo, su alma soñadora cobra vida en cada una de las delicadas piezas de vidrio que elabora en el taller heredado de su padre… Piezas artísticas en las que Rogan Sweeney, dueño de una galería de Dublín, puede leer como en un libro abierto… Pero ¿pueden tener algo en común la chica de campo y el guapo, culto y elegante hombre de negocios?



¿Les ha pasado eso de que desean con todas sus fuerzas el disfrutar con los libros de un autor y por un motivo u otro eso no ocurre? Bueno, a mí me ha pasado eso con algunos, pero creo que Nora Roberts es el caso que me ha provocado mayor frustración. Sucede que, oh sorpresa, me encanta la novela romántica y sin duda la señora Roberts es uno de los grandes referentes del género, de modo que cuando leí una de sus novelas, cediendo a las recomendaciones de buenas amigas admiradoras de su obra y no solo no me gustó sino que no conseguí empatizar para nada con los personajes, me sentí fatal. Lo intenté una vez más, y lo mismo, así que decidí dejar pasar un tiempo antes de volver a intentarlo. Entonces, en una de esas salidas que, esto tampoco les sorprenderá, terminaron en una librería y vi esta novela con un precio bastante razonable, me dije que podía tratar, que era necesario darle una nueva oportunidad y que si seguía sin conectar con la autora, bueno, tal vez ese fuera nuestro destino. De modo que sin leer la sinopsis ni hacerme muchos dramas, lo llevé para casa y lo empecé con expectativas casi nulas, solo por si acaso. Entonces ocurrió lo inimaginable, o lo que deseaba, pero tampoco quise hacerme muchas ilusiones de que ocurriera para no decepcionarme de nuevo. Me encantó. Tan sencillo y maravilloso como eso. La señora Roberts y yo finalmente congeniamos.



No sé qué fue con seguridad, pero tengo unas cuantas sospechas. Quizá porque me sentí identificada con la protagonista desde la primera página; por su carácter independiente y cabezota, pero sobre todo por su relación con su padre y las circunstancias en las que empieza su historia; fue algo que me tocó mucho y sentí la necesidad de saber qué ocurría con su vida desde ese punto. 

Maggie es una artista del vidrio soplado, tiene un talento maravilloso y ha recibido una excelente formación pese a las trabas que su problemática madre ha puesto en su camino durante toda su vida. Desafortunadamente, como le ocurre a muchos artistas, tiene serios problemas para llegar al público; es ambiciosa y quiere compartir su trabajo, pero su carácter y sus problemas le dificultan un poco el tema. Entonces llega a su vida el dueño de una galería de arte, Rogan Sweeney, que se muestra maravillado de inmediato con su obra y se ofrece a representarla. En un principio a Maggie el tema no la emociona mucho, por sus prejuicios y porque este hombre en particular le inspira no solo desconfianza sino también bastante atracción. Y si bien en circunstancias normales esto no tendría nada de malo, siendo ella joven y soltera, lo mismo que él, en su vida no hay cabida para relaciones amorosas. Y a la pobre motivos no le faltan...



Ajá. Juro que no es una frase hecha. Su padre la llamaba "hija del fuego" porque él y su madre se dejaron arrastrar por la pasión en un inicio, pero luego su matrimonio fue un absoluto desastre. La señora de marras se presenta como una fanática religiosa resentida con la vida y con todas las frustraciones de aquellas personas que culpan a los demás por todos y cada uno de sus propios errores, empezando con su marido y sus hijas. Con todo lo que la pobre Maggie ha visto y experimentado lo raro sería que creyera en el amor. Pero para eso está Rogan, para hacerle ver que los hijos no tienen necesariamente que cargar con los errores de los padres.

Nacida del fuego es una historia romántica, claro, pero me parece que tiene también un montón de elementos que llaman la atención y pueden enamorar no solo a los amantes del género. Según leí, Nora Roberts es una enamorada de Irlanda y eso se nota en cada pasaje de su historia; las descripciones de ese país tan hermoso, de sus costumbres y el carácter de su gente me han parecido maravillosas, además de que explica con mucha sencillez y pericia el arte de la protagonista y la creación de todas esas piezas de vidrio soplado que me han dejado encantada. La relación de Maggie y Rogan se retrata de forma muy real y madura, más allá de los temores lógicos que ella muestra durante buena parte de la historia porque con sus antecedentes no es para menos, así como el hecho de que él, con una crianza mas normal, por así decir, esté más dispuesto a creer en el amor y a dar un salto de fe; ese tipo de relaciones me gustan mucho porque me las creo completamente, las veo del todo posibles y eso me hace conectar con los protagonistas.



De modo que recomiendo mucho esta novela para todo lector; para los románticos, para los que sienten curiosidad por una novela en la que se retratan las relaciones familiares altamente complejas con honestidad y para todos aquellos que disfruten de una buena historia. Por mi parte, estoy en busca de la siguiente entrega de esta serie, la protagonizada por la hermana de Maggie, Brianna, que sospecho me gustará mucho también. 

domingo, 3 de enero de 2016

LA LUZ QUE NO PUEDES VER: ANTHONY DOERR



Marie-Laure vive con su padre en París, cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de sus mil cerraduras. Cuando, siendo muy niña, Marie-Laure se queda ciega, su padre le construye una perfecta miniatura de su barrio para que pueda memorizarla gracias al tacto y encontrar el camino a casa. A sus doce años, los nazis ocupan París y padre e hija tienen que huir a la ciudad amurallada de Saint-Malo. Con ellos se llevan la que podría ser la más preciada y peligrosa joya del museo.

 En una ciudad minera de Alemania, el joven huérfano Werner crece junto a su hermana pequeña, cautivado por una rudimentaria radio que ambos encuentran. Werner se convierte en un experto en construir y reparar estos aparatos cruciales para los nuevos tiempos, un talento que no pasa desapercibido a las Juventudes Hitlerianas.


Siguiendo al ejército alemán, Werner deberá atravesar el corazón en guerra de Europa. Hasta que en la última noche antes de la liberación de Saint-Malo los caminos de Werner y Marie-Laure por fin se crucen. Y sus vidas cambien para siempre.







"¿Cómo puede ser que el cerebro, que jamás conoce una chispa de luz, construya en nuestro interior un mundo lleno de luces?"











Hoy vengo con la reseña de uno de mis libros favoritos del año que nos acaba de dejar, una que tenía pendiente y que espero pueda plasmar de alguna forma lo mucho que me impactó esta novela. Son pocos los libros que consiguen dejar al lector con una sensación tan compleja como consigue hacer esta; en mi caso, no se trata solo del desasosiego del que había oído hablar, sino también de una mezcla de este con esperanza, de allí la complejidad que creo logra imprimir el autor en sus páginas. El ritmo de esta historia puede considerarse pausado, no es una de esas obras que una lee en un par de días porque se ve impulsada a devorarla, no, es de esas que se saborean, que exigen pausas para asimilar lo que va ocurriendo y luego volver a retomar la lectura. Y pese a ello el ritmo es muy dinámico, con capítulos breves y saltando de un personaje a otro, de modo que en ningún momento resulta pesado de leer.

La sinopsis nos dice mucho acerca del desarrollo del libro, de modo que no destriparé mucho la trama, prefiero comentar lo que me ha dejado un mayor recuerdo. Ambos protagonistas me han resultado maravillosos, cada uno con su tremenda humanidad, y quizá sea eso lo que más me ha gustado del libro, porque Marie-Laure y Werner son muy humanos, lo mismo que casi todas las personas que los rodean, como el padre y el tío de la primera, y la hermana del segundo. Como humanos, son falibles y se ven arrollados por las circunstancias y la época en la que les tocó vivir. No puedo imaginar lo que habrá sido estar en el lugar de cualquiera de ellos en un tiempo tan convulso, verse enfrentados a tanto dolor y pérdidas siendo tan pequeños y sin un solo momento de pausa, porque las tragedias se suceden una tras otra. Y, al mismo tiempo, como les decía líneas más arriba, nos encontramos ante una historia que no solo retrata la maldad de ciertos personajes y sus consecuencias en el resto de la humanidad, sino también se trata de una obra cargada de esperanza. Marie-Laure sufre terriblemente al tener que dejar su hogar en París huyendo del horror con su padre, pero su amor por este es tan grande, la devoción del padre que nos es mostrada resulta tan conmovedora, que es casi un canto al amor; y lo mismo puede decirse de Werner y su relación con su hermana, un personaje a mi parecer encantador y quien comparte la inocente curiosidad por el mundo con nuestro protagonista. 









"Todos nos hicimos mayores antes de crecer".











Los saltos temporales en la historia son perfectos y muy necesarios para conseguir una mirada total de lo que ocurre a nuestro alrededor, de forma que casi nos sentimos un personaje más en la historia y, algo más, el autor posee un estilo intimista, cargado de sensibilidad, de modo que nos sentimos tocados párrafo tras párrafo por los sentimientos de los personajes. 

Con una historia como esta es fácil adivinar que quizá no tengamos un final feliz, y aun cuando eso pueda dejar un sabor agridulce, sabemos que la vida es así, que no hay siempre un arco iris al final del camino, pero eso no quiere decir que no asome un rayo de luz en la lejanía, porque lo hace y aquí podemos verlo mejor que nunca; la naturaleza humana y las ansias por vivir siempre se abren paso. En verdad, La luz que no puedes ver es un libro precioso y muy, muy recomendable.  






“Cuando perdí la vista, Werner, la gente me decía que era valiente. Cuando mi padre se marchó, la gente me dijo que era valiente. Pero no se trata de valentía, es que no tengo otra opción. Me despierto y vivo mi vida, ¿acaso no haces tú lo mismo?”

domingo, 20 de diciembre de 2015

EMMA: JANE AUSTEN




Obra maestra de la narrativa del siglo XIX y una de las novelas de Jane Austen, Emma cuenta la historia de una inteligente y laboriosa joven empeñada en hacer de Celestina de todas sus amistades. Cuando su institutriz, amiga y confidente decide contraer matrimonio, Emma Woodhouse se queda sola con sus propios sentimientos y se enfrenta al vacío de su vida y a la penosa tarea de intentar que los demás lleven una vida tan perfecta como la suya. Todos sus trabajos de manipulación sentimental crean a su alrededor una telaraña de enredos, malentendidos y confusiones que ponen a prueba su confianza en sí misma.








“La mitad del mundo no puede entender los placeres de la otra mitad.”











Cuando me inscribí a la lectura conjunta organizada por Carmen del blog Carmen y amigos me dije que sería la excusa perfecta para reencontrarme con la única obra de Jane Austen que no releo de vez en cuando por puro placer y la que, además, me genera sentimientos encontrados. Y es que la querida Emma es... pues es complicada; quien la haya leído estará de acuerdo en que nuestra protagonista se sale un poco del molde al que nos tiene acostumbrados Jane y puede ser un poco difícil simpatizar con ella a primera leída. Pero he notado que he usado el "querida" al referirme a ella, y ha sido sin querer, así que asumo que he logrado al fin tomarle cariño, lo que me alegra.

Emma Woodhouse, a diferencia de otras protagonistas de las novelas de Austen, es una joven que se encuentra en una posición privilegiada; guapa, con un padre que la adora y le cumple todos sus caprichos, sin problemas monetarios y con el futuro más que asegurado, decide usar su tiempo libre en hacer de Celestina. Por ahí que podría ser un objetivo noble, ese de buscar emparejar a buenas personas de su entorno para que encuentren así el amor; el problema es que Emma puede pecar de egoísta, a veces le falla el sentido común, cree casi siempre tener la razón y, como si eso no fuera poco, la pobre no es muy perceptiva en lo que a sentimientos se refiere, ni los suyos ni los ajenos, lo que desde luego se puede convertir en una receta perfecta para el desastre.






"¿Sería la primera vez que un hombre de grandes prendas se sintiese atraído por una mujer muy inferior a él? ¿Sería la primera vez que alguien, quizá demasiado ocupado en sus negocios para buscar por sí mismo, se dejase seducir por una muchacha interesada en agradarle? ¿Sería la primera vez que ocurría en el mundo algo desproporcionado, inconsistente, incongruente... y que un azar o unas circunstancias, como causas segundas, dirigiesen el destino humano? “







Emma vive en la casa familiar, Hartfield, con su adorado padre, un hombre mayor y un tanto hipocondriaco que en lo personal encuentro bastante divertido y con su querida señorita Taylor, su adorada compañera desde que perdió a su madre siendo muy pequeña y a quien se encuentra feliz de haber emparejado con el señor Weston, su mayor triunfo como casamentera a la fecha. Sin embargo, al despedir a su querida amiga se ve de pronto enfrentada a la soledad, pero entonces llega a ella la señorita Smith, una joven humilde y de origen incierto a quien acoge bajo su ala con todas las intenciones de conseguirle un buen matrimonio. Y aquí empieza el desastre. O todo lo contrario, depende de cómo se vea. 

Con el estilo irónico que la caracteriza, y más afilado que nunca, Jane retrata la sociedad de su época sin piedad. Los planes de Emma y sus continuos fracasos se desarrollan de forma sencilla en un entorno delicioso en que podemos conocer a los personajes que la rodean, algunos encantadores (¡Mr. Knightley!) y otros tantos despreciables (a ti te miro, Elton). La crítica social está presente con gran sutileza y el leer entre líneas se convierte en un juego en sí mismo, una experiencia muy divertida. A partir de la segunda mitad del libro, me atrevería a decir, Emma se va despojando de sus capas exteriores, logramos atisbar lo que en verdad siente, esos miedos que incluso ella desconoce y, gracias al adorable Mr. Knightley y a la vida misma, vemos cómo ella recibe una o dos lecciones que le ayudan a convertirse del todo en la buena chica que en el fondo siempre fue.



Visto desde aquí y tras leer lo que llevo escrito, veo que sí, que le he tomado cariño a Emma, creo que en gran medida gracias a la miniserie de la BBC con Romola Garai que recomiendo encarecidamente por ser de las adaptaciones más bonitas de una obra de Jane que he visto y también, todo hay que decirlo, porque su historia con Mr. Kinghtley es tan encantadora que una romántica como yo no podría resistirse.



Gracias a Carmen por organizar la lectura, por la prórroga que nos concedió a algunos rezagados y por mantener vivo el espíritu de autoras tan queridas como Jane. Sobra decir que recomiendo muchísimo esta obra; más allá de lo que les inspire su protagonista, les aseguro que no se arrepentirán de conocerla.



En un pequeño aparte, quiero aprovechar esta entrada, de las últimas del año, creo, para desearles unas muy bonitas fiestas. Este ha sido un año muy difícil a nivel personal, tanto que no tengo mucha ilusión por las Navidades, de allí que quizá no vaya de blog en blog tal y como acostumbro para saludar, aunque no descarto darme uno que otro brinco de acuerdo al ánimo. De cualquier forma, estoy convencida de que no tengo madera de Grinch, así que no quiero dejar de hacerles llegar mi cariño y mejores deseos en estas fechas, espero que disfruten de muchas alegrías y sobre todo de la dicha de contar con sus seres queridos. Un abrazo enorme y espero volver con mis mejores lecturas del año, que hay mucho por compartir. 


domingo, 13 de diciembre de 2015

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ





Esta novela se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal del autor. Sin embargo, en García Márquez la dialéctica entre realidad y mito es tan fecunda que eleva el hecho a categoría de metáfora universal sobre la condición humana. Cuando empieza el relato, Santiago Nasar ya está muerto, pues sabe que los hermanos Vicario lo van a matar –de hecho ya lo han matado– para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero la novela concluye en el momento en que Santiago Nasar muere…

Fascinante análisis de la fatalidad y el tiempo cíclico, en esta obra la realidad se metamorfosea en rito, el amor desemboca en tragedia, y los hombres y mujeres se sitúan en las fronteras de la leyenda.



Creo que si exceptuamos la fascinante historia de Cien años de soledad, esta es mi obra favorita de García Márquez, puedo leerla una y otra vez y nunca me canso de ella, siempre encuentro algún detallito que se me escapó en una lectura anterior y me sigo maravillando con la maestría de Gabo. Recuerdo que la leí por primera vez hace ya varios años y cuando terminé el primer párrafo me quedé helada porque nunca hasta entonces me había visto de pronto con un protagonista del que conocía su fin desde el inicio, y qué fin. Como dice la sinopsis, Santiago Nasar ya está muerto, lo sabemos todos, incluso quiénes son los responsables, y muchos datos más que se nos van develando pronto según avanzamos en la lectura de la novela; pero Gabo nos engancha de modo tal, hila tan fino la trama, que no podemos dejar de leer y leer porque pese a saber todo esto, intuimos también que falta mucho por contar, que aún nos faltan datos y que los iremos conociendo en tanto acompañamos a Santiago en su camino a la muerte.


Me parece que Gabo juega un poco aquí con el tema del destino inexorable, ese que persigue al protagonista paso a paso durante toda la historia y del que deseamos que escape de alguna u otra forma, por mucho que sepamos que no hay manera. Cada vez que un personaje duda, que Santiago toma un camino que parece que podría salvarlo de la muerte, que se nos revela un acontecimiento que podría ayudarle de alguna forma... No, no hay salvación para Santiago Nasar, eso está más que claro, de allí el título del libro, pero qué fantástico viaje nos regala Gabo con esta historia que es en cierto modo una novela policíaca en toda regla y que se lee en un suspiro.

Comparto un fragmento de La bendita manía de contar, ese libro acerca del arte de la escritura que reseñé alguna vez en el que García Márquez, en una de sus geniales intervenciones en el taller, nos cuenta algo muy interesante acerca de la forma en que decidió plantear esta novela y por qué lo hizo como lo hizo. Un genio, sin duda.


"Armar la intriga de una novela policíaca es muy fácil, pero desarmarla —o sea, aclarar el misterio—es dificilísimo: uno siempre se queda por debajo de las expectativas. Cuando escribí Crónica de una muerte anunciada, tuve ese problema: al terminar el primer capítulo, me dije: "Humm, ya caí en la trampa de la novela policíaca". Porque en algún momento se dice que al tipo lo van a matar y entonces se crea la duda, que si lo matan, que si no lo matan... Y pensé: "Habrá lectores que se salten capítulos enteros para ver si lo matan o no lo matan, y se me jode la novela, así que lo mejor es cortar por lo sano: lo matan. Ahora, ¿quieres saber cómo lo matan? Entonces tienen que tragarse el libro completo".