domingo, 3 de septiembre de 2017

LAS CHICAS DE CANTERBURY: KIM WRIGHT



Tres días después del funeral de su madre, Che de Milan recibe la urna con las cenizas y una nota recordándole su promesa de llevarlas a Canterbury.

En un principio desecha la idea. Al fin y al cabo, era solo una de las ideas excéntricas de su madre...Pero tras recibir una segunda carta de su novio, en la que le comunica que la abandona por otra, decide ir a Canterbury.

En un viaje de casi cien kilómetros desde Londres al santuario de Thomas Becket en la catedral de Canterbury, conocido por sus milagros, Che se une a ocho desconocidas. Todas ellas irán narrando historias por el camino, al estilo de Chaucer...rivalizando por ver quién consigue plasmar con más acierto la verdadera esencia del amor.


A medida que Che estrecha lazos con sus compañeras, irá descubriendo las enseñanzas que le depara aquel fascinante viaje, acerca de la vida, la muerte, el amor, el desamor y las virtudes de la imperfección.




Parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que estuve por aquí, pero viendo mi última actualización veo que en realidad no ha sido tanto y que, lo mismo que muchos por estos lares, nos hemos dado un pequeño descanso bloguero. Pero aquí estoy de vuelta, poniéndome al día en mis visitas a sus rinconcitos y confío en retomar el ritmo, que lo echaba mucho de menos.

Pronto vendré con una entrada para mostrarles el botín de la última Feria del libro de mi ciudad, así como a contarles también cuántas cosas han pasado últimamente; pero hoy quiero compartir la que ha sido una lectura muy especial para mí. 

Una buena amiga, Verónica de Libros y café, trabajó este año en el stand de Urano en la feria, de modo que fue uno de mis lugares favoritos durante mis visitas y entre varios otros libros que compré por allí se encuentra este, Las chicas de Canterbury. Confieso que fue verlo en exhibición y lanzarme por él sin molestarme en leer la sinopsis, solo tenía ojos para esta preciosa portada. Por lo general no acostumbro comprar un libro tan solo por eso, me gusta analizarlos y pensar mucho antes de llevarlos a casa, pero con este me pasó algo; caí fulminada de amor y no lo pensé dos veces antes de pagar por él. Me alegra haberlo hecho.

No sabía qué esperar de esta historia, pero tan pronto como leí la sinopsis me sentí un tanto más ubicada respecto a qué me encontraría y ha sido una lectura deliciosa. Las chicas de Canterbury es la clase de libro que se disfruta con una buena taza de té, galletitas y una manta sobre las piernas; en gran parte es así como lo he leído y resultó una gran experiencia. 



La novela nos presenta a Che, una mujer tan especial como su nombre que nos va contando su historia en primera persona con un tono desenfadado y muy familiar. Che está en los cuarentas y acaba de perder a su madre, quien fue todo un personaje. Una de esas mujeres de personalidad arrolladora  a quien amaba, pero a quien nunca consiguió comprender del todo, al grado que aún después de muerta Che sigue preguntándose quién era su madre y qué tanto de ella hay en sí misma. Como última voluntad, Che debe llevar las cenizas de su madre a Canterbury, y ella decide hacerlo de la forma más significativa: haciendo el camino que recorren los peregrinos. En aquel preciso momento de su vida ha ocurrido también algo muy especial, no precisamente bueno: su novio la ha dejado sin previo aviso y esto termina por poner su mundo de cabeza, obligándola a replantearse muchas cosas. De modo que así parte nuestras protagonista rumbo a Inglaterra. Cargando con las cenizas de su madre, con el corazón herido y la vida incierta. Desde luego, tal y como imaginan, este viaje supone un gran cambio para ella.

Che hace el recorrido a la Catedral de Canterbury en compañía de un grupo de mujeres liderados por una eficiente guía con el propósito de conocer esta experiencia de primera mano y esta es la ocasión perfecta para conocerse un poco mejor a sí misma, tal y como hacen sus compañeras. Por sugerencia de la guía, cada una de estas mujeres comparte una historia, imitando a los peregrinos de los Los cuentos de Canterbury, de Chaucer. Todas ellas eligen narrar relatos con la mujer y el amor como ejes; algunos son  muy personales, otros no tanto... aunque según estos son analizados y discutidos queda claro que tal vez lo son más de lo que parecen. Entonces, por el encanto de las historias y la camaradería entre mujeres, la magia emerge y de pronto nos vemos envueltas no solo por historias tan distintas entre sí, sino también por estos personajes a los que vamos conociendo según avanza la trama. Son muchos los aspectos en la vida de una mujer los que se tratan aquí: hija, mujer, madre; los miedos y complejos que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas; la relación con nuestras madres; la búsqueda o no del amor. En fin, hay de todo un poco y resulta imposible no sentirse identificada como mucho de lo que la autora comparte aquí.

Creo que se nota que he disfrutado mucho de esta lectura y les invito a que se animen también con ella no solo porque resultará una adición preciosa a sus estanterías, sino en especial porque me parece una historia entrañable que te invita a reflexionar y eso es siempre algo para agradecer.