Nunca, en todos los años de su vida, había contemplado unos ojos tan azules, cutis más terso y unos labios tan rosados. Ese ángel que lo veía con el ceño fruncido, lo que le pareció un poco extraño, porque en su opinión los ángeles no deberían hacer tal cosa, llevaba sus largos cabellos apenas atados con descuido, y los mechones cayeron a ambos lados de su rostro cuando se agachó a su lado para verlo con más atención.
—¿Las pinturas no son de su agrado?
Semejante comentario consiguió que saliera de su abstracción, y lo mirara con una mezcla de curiosidad e inquietud.
—No, milord; quiero decir, sí, por supuesto, son todas muy hermosas.
—Me sorprende que logre admirarlas con la vista fija en el suelo.
No supo si estaba siendo abiertamente grosero o si le jugaba una broma; cualquiera fuera el caso, no le gustaba.
—Reflexionaba al respecto, su señoría, ¿no lo hace usted?
—La belleza no requiere un análisis, es una pérdida de tiempo que puede utilizarse en admirarla.
—No estoy del todo de acuerdo; creo que una cosa lleva a la otra; ¿acaso cuando ve algo hermoso no piensa en ello y se pregunta qué fue lo que le atrajo en primer lugar?
La mirada que le dirigió fue lo bastante profunda como para que le provocara bajar una vez más la vista, pero se contuvo de hacerlo.
—Ahora que lo menciona, tal vez tenga razón; he pensado mucho en ello últimamente.
Se quedó de pie, observando esa imagen que tal y como mencionara, le recordaba a la calma que antecede a las tormentas. Lo curioso era que a él le agradaban las tormentas imprevistas; las consideraba un fenómeno con el que la naturaleza dejaba en claro que era ella quien mandaba, que no importaba cuánto una persona intentara tener el control de todo, bastaba el resoplido de una diosa aburrida para destruir los acontecimientos que simples mortales creían tener completamente controlados. Y era también una metáfora que tenía muy presente en la vida diaria. Aún cuando se consideraba un hombre metódico, dueño de sus emociones, y seguro de lo que deseaba, estaba consciente de que aun los planes más calculados pueden verse alterados por sucesos que escapaban a su control. Y por algún motivo que aún no tenía del todo claro, la mera existencia de Juliet Braxton era la prueba perfecta de ello.
—No desprecio Inglaterra—respondió al fin con los dientes apretados.
—En verdad, creo que sí lo hace.
—Oh, ¿en serio? ¿Y cómo llegó a tal conclusión? ¿Se ha basado acaso en lo bien que me conoce? Desde luego, hemos sostenido largas charlas al respecto—para ser una jovencita tan correcta, podía usar el sarcasmo más afilado
—No, es verdad que no nos conocemos hace mucho, pero por lo que me ha dicho…
—No creí que fuera la clase de persona que llega a conclusiones tan apresuradas sin un profundo conocimiento, milord; en verdad me sorprende.
La joven se levantó, ignorando que el conde hizo otro tanto; estaba más interesada en dirigirse a la puerta.
—Señorita Braxton, por favor, si la he ofendido…
—Señorita Braxton, por favor, si la he ofendido…
—Desde luego que me ha ofendido, pero estoy segura de que eso ya lo sabe; no puede ir diciendo cosas como estas a desconocidos sin esperar que no se ofendan, y su señoría es lo suficiente listo para suponerlo.
—Está bien, lo reconozco—Robert se paró con firmeza frente a la puerta, cerrándole el paso—. Sabía que mi comentario podría no ser bien recibido, pero creí que como hemos sido honestos el uno con el otro, tal y como usted misma señaló, debía decir lo que pienso.
—Entonces lo he juzgado mal, creí que era un hombre inteligente.
—¿Insinúa que soy un tonto?
14 comentarios:
Jja me hiciste reír, y desear más. Te mando un beso y te me cuidas mucho.
Hola Aglaia: Wooo! Me parece interesante ese intercambio de palabras entre Juliet y Robert. me hizo acordar al primer encuentro en orgullo y prejuicio de los prota como con cierto sarcasmo se decían las cosas...Parece que el amor nace de conocer hasta que punto se pueden pichar los personajes y ser sinceros ;)
Muy buen adelanto ya estoy... como se diría ansiosa por conocer la historia. Besotes =)
Me gusta, se ve interesante. La chica se ve que no es una pera en dulce, jajajaj.
Genial el adelanto y el diálogo muy bueno cariño. Espero más un beso enorme. Lou
Me gusta...Me gusta q ella no sea la tipica damisela q se desmaya al primer acercamiento...q tenga su caracter...De èl todavia me abstengo de decir nada...
Un bs
Uy buenísimo! Vamos viendo el perfil de la personalidad en estos párrafos, muy bueno tu adelanto amiga!
Ya me está gustando!!!!!!!!!!!!!!
Que tengas feliz domingo!!!
Besote
Roos
Me gusta!!
Me gusta, me gusta...me gusta mucho!!!!
Que ganas tengo de leerlo, nos has dejado con ganas de mucho más.
Un beso fuerte!!!
Es que los hombres se descolocan en cuanto no oyen lo que quiern oir y esta mujer es dura de pelar ¡me encanta!.
Ha sido un placer encontrar tu blog y seguiré la estela de esta inteligente dama.
Saludos desde tenerife y te dejo enlace para cuando gustes.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Tienes una manera preciosa de relatar, cuando leí la segunda parte, al conversación, sentí incluso que la joven se sonrojaba ante tales preguntas. Un besazo.
Me parece una escritura ágil, bien hilada y con chispa.
Si ése es el tono general de la novela, la felicito enormemente, no ya sólo por el hecho de darla a la luz (que ya de por sí es un mérito), sino por su calidad.
Ha sido un placer de lectura.
tu crees que si a santaclos le pido un kindel me lo traiga??... ja ja ja!!!... digo porque me has dejado con la boca abierta y en espera de más!!!
un beso!!
Amiga, quería informarte que he puesto la publicidad de tu libro y el link de Amazon en el lateral derecho de mi blog. Un beso grande.
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