No acostumbro hacer balances detallados respecto a lo que el año que se va nos deja, pero sí que me gusta pensar en lo que hice durante ese año, en si me siento satisfecha por mis actos y decisiones, medito acerca de qué dejé de hacer, y por qué, y si creo estar equivocada, cosa que, como a todos, me ocurre con frecuencia, procuro enmendarme y me prometo a mí misma que el año próximo será mejor, que en la medida de lo posible actuaré de la forma correcta y así seré una mejor persona, que al fin de cuentas es lo más importante en la vida, y lo compruebo según pasa el tiempo. Desde luego, muchas de esas intenciones quedan en eso, intenciones, pero creo sinceramente que si cumplo al menos una pequeña parte de ellas, será un avance y espero que otro tanto ocurra con todo el mundo.
Creo que este año he trabajado más duro que nunca en lo que más amo, que es la escritura. He tenido altas y bajas, momentos de indecisión, y muchos de satisfacción; dudas, preguntas sin respuesta, sorpresas, decepciones... en fin, que ha habido de todo, obviamente, pero si debo resaltar algo es que jamás en toda mi vida me he encontrado más segura de lo que deseo y si eso no es un avance, no sé de qué otra forma podría llamarle. Tengo sueños muy despiertos, proyectos en progreso, ideas que me rondan y espero que el año que viene, por estas fechas, pueda decir que muchos de estos se han convertido en realidad.
Sé mejor que nunca lo que es perder a alguien y extrañarle, y pese al dolor que ello conlleva, uno que no nos abandona nunca, sé ahora que es parte de la vida, y he aprendido a valorar mejor lo que aún conservo, lo que tomo como una suerte de bendición.
Aprendí a decir adiós a aquello que me lastimaba de alguna u otra forma, aún cuando las despedidas son dolorosas, y sin embargo, te conceden la maravillosa posibilidad de dar la bienvenida a lo desconocido, preparada para identificar su procedencia y abrazarlo con mimo si sabes que llega a ti para hacerte un bien.
Compruebo satisfecha que si bien tengo la piel endurecida a fuerza de experiencias difíciles, mi corazón está intacto y contento de albergar buenos sentimientos. Es curioso cómo el duro aprendizaje puede volvernos fuertes y, en el proceso, más humanos.
Me he sumergido en hermosas historias, he tenido el inmenso placer de conocer autores maravillosos de los que atesoro sus enseñanzas y a quienes espero continuar descubriendo.
Y sobre todo, este año he logrado explorar de forma más profunda este mundo virtual de Blogger que veía, lo confieso, con un poco de desapego. Y sin embargo, ahora, tengo la dicha de poder llamar amigos a buenas personas que me abrieron las puertas de sus casas virtuales y que tienen la amabilidad de visitar las mías, siempre con una palabra amable y un gesto dulce.
Obviamente, puedo decir que soy afortunada, y eso es suficiente para asegurar que este ha sido un buen año, que espero se vea superado por el que está por llegar.
Es posible que conozcan esta oración celta, muy bonita y muy significativa, pero quiero subirla para, por medio de ella, hacerles llegar mis buenos deseos en el 2014, que sea un año maravilloso para cada uno de ustedes y espero poder continuar contándolos entre mis bendiciones.
Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus
campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar,
que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras,
y que siempre quieras vivir plenamente.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron,
pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron.
Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos,
pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles.
Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron,
pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu
pasado.
Que nunca caiga el techo encima de ti
y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío,
una luna llena en una noche oscura,
y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que el Señor te guarde en su mano, y no apriete mucho su puño.
Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen,
los ángeles te protejan, y el cielo te acoja.
Y que la fortuna de las colinas celtas te abrace.
Que las bendiciones de San Patricio te contemplen.
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero.
y cada día y cada noche tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia,
risas para que te consuelen aquellos a quienes amas,
y que se colme tu corazón con todo lo que desees.
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos,
que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad, desde este día en adelante.
... Que Dios te conceda muchos años de vida, de seguro Él sabe que la tierra
no tiene suficientes ángeles.
Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus
campos
...así sea cada año y para siempre!