Termina el 2015, o ha terminado ya, depende de cuándo lean esta entrada, y aquí estoy con mi lista de mejores lecturas del año. Creo que es la primera vez que hago un resumen de estos, no por falta de ganas sino por mi espantosa memoria, que siempre temo olvidar alguno, pero en esta ocasión gracias a Goodreads lo llevo un poco mejor y salvo algún que otro olvido catastrófico, creo ir bastante ordenada.
Mencionaré a diez libros que me marcaron en este año que se va, y miren que han sido muchos, de allí que resultara muy difícil escoger a solo diez, pero también resultó divertido. No hay un orden en particular, salvo por el que dejo para el final porque es sin duda no solo mi favorito del año sino de los que más he disfrutado en mi vida como lectora; ya verán de cuál se trata... Creo haber reseñado casi todos, así que dejaré los correspondientes enlaces en el título del libro por si les interesa una opinión más extensa; sobra decir que recomiendo todos encarecidamente.
Allí vamos:
La luz que no puedes ver, de Anthony Doerr: El primer libro que menciono es también uno de los últimos que leí este año y uno que aún no he reseñado, pero espero hacerlo pronto. Se habla mucho de él y no es para menos porque es un libro precioso, que te deja con tantas emociones que luego resulta complicado encontrar las palabras para expresar cuánto te ha gustado; pero, una vez más, Goodreads viene en mi auxilio y compartiré el comentario que subí allí tan pronto como terminé de leerlo:
"Es difícil comentar un libro como este, pero en lo que logro
hacer una reseña en condiciones, diré que es un libro hermoso, exquisito, que
el autor tiene un estilo impecable y que ha sabido narrar una historia muy
difícil haciendo un equilibrio extraordinario de crudeza sin solazarse en el
horror y de un mágico aire de esperanza casi poético. Este no es un libro para
devorar, creo, sino para saborear, para dejarse envolver por las palabras,
"ver" el mundo a través de la inocencia de Marie-Laure y conmoverse
con el viaje de Werner. Más que recomendable y no le pongo más estrellas porque
no hay."
Queda claro que lo recomiendo muchísimo.
Revival, de Stephen King: Con este autor voy siempre a seguro; algunos de sus libros me han gustado menos o más, pero siempre termino convencida de que hice bien en escoger su pluma una vez más. En Revival, aunque puede costar un poco el "meterse" en la historia, sin duda no tiene desperdicio, y el último cuarto del libro es sencillamente brillante, y muy, muy perturbador.
La joven durmiente y el huso, de Neil Gaiman e ilustraciones de Chris Riddell: Dejando de lado que la edición y las ilustraciones son una absoluta belleza, aquí encontramos un relato muy al estilo de Gaiman; te engancha desde el inicio, posee mucha magia y esconde maravillosas enseñanzas para quienes lo aprecien en toda su dimensión. Encantador.
Las mujeres que escriben también son peligrosas, de Stefan Bollmann: Una de las joyas del año. En realidad no se trata de una obra de ficción, sino de una recopilación de las grandes autoras que han marcado época por su brillantez, talento y, también, por sus vidas, muchas de ellas trágicas y muy apasionantes. Creo que podría gustarle a cualquier lector; si es posible y lo encuentran por allí, no lo dejen pasar, será una adición maravillosa para su estantería.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer: Tenía este libro en la lista desde hace varios años, me lo habían recomendado mucho, de allí que no me lo pensé en comprarlo cuando lo vi, y qué bien hice al seguir a mis instintos. Es un libro hermoso que retrata situaciones muy difíciles en la historia de la humanidad con honestidad, humor y, sobre todo, consiguiendo que nos enamoremos de personajes inolvidables.
Mendel el de los libros, de Stefan Zweig: No acostumbro llorar con los libros, pero algo me ocurre con Zweig, que siempre logra conmoverme en lo más hondo. Me pasó con su Carta de una desconocida y me lo hizo de nuevo con Mendel el de los libros, ese personaje en que todos los amantes de los libros nos podemos ver retratados y a quien, terminada la lectura de esta breve historia, lo único que podemos desear es abrazarlo y no soltarlo nunca. Una belleza.
Daringham Hall: La herencia, de Kathryn Taylor: Leí esta novela atraída por su cálida portada sin saber con qué me iba a encontrar, y fue un acierto. Una historia de amor, lo que una romántica como yo agradece siempre, pero entrelazada con misterios familiares, malentendidos y unos cuantos desastres, todo ello narrado con la misma encantadora simpleza de esa portada que promete y cumple de sobra. Espero con ansias poder leer la segunda parte.
No hay amor sin espinas, de Sarah MacLean: Esta autora ha sido uno de los descubrimientos del año, leí varias de sus obras y, con sus más y sus menos, he disfrutado de todas. Pero sin duda esta, la tercera entrega de su saga de los canallas (que así se llama) ha sido mi favorito; quizá tenga mucho que ver con eso que sus protagonistas me han gustado por igual, ambos con caracteres fuertes, pasados complejos y una madurez que siempre disfruto en este tipo de historias. Sin duda, toda la saga es muy recomendable, eso sí, pero este me parece casi imprescindible si te gustan las novelas románticas.
Edenbrooke, de Julianne Donaldson: Aunque no me convenció ese mote de "la nueva Jane Austen" (¿a quién se le ocurre? Seguro que a la misma autora no le hizo gracia), disfruté mucho de la historia, fue un reencuentro con la sencillez en su estado puro que siempre he disfrutado en las historias románticas. Sin duda Julianne Donaldson tiene un estilo delicioso que rinde honores a las grandes autoras clásicas de novela romántica y tan pronto como pude fui tras su segundo libro, Blackmoore, que sin gustarme tanto como este, me pareció también genial. Espero leer mucho más de esta autora.
Charlotte, de David Foenkinos: Y ahora sí, en un compendio donde el orden es lo de menos, he aquí al número uno. Un poco contradictorio, pero es lo que hay. No mentiré, Charlotte es un libro complicado y del que he leído reseñas muy dispares, lo que es comprensible porque hay varias razones por las que puede costar engancharse con él y ya no digamos abrirle el corazón. Está narrado a base de frases breves que terminan con un punto y aparte, como si cada una fuera una estocada, y el mismo autor reconoce que fue la única forma en que pudo narrar una historia que considera tan poderosa y trágica. Porque sí, y he allí otra posible razón para mirar a este libro con desconfianza, que la vida de Charlotte Salomon, esa talentosa pintora alemana, fue una constante de pérdidas y tragedias. Pero creo que, una vez pasado el "choque" del estilo de la narración, y considerando que no hay vida sin dolor y aún en los rincones más oscuros se halla un resquicio de esperanza, la vida de Charlotte merece ser conocida, difundida y apreciada. A mí me marcó mucho, la encontré admirable y se ha convertido en una de mis favoritas; recomiendo darle una oportunidad, tal vez les guste tanto como a mí.
Ha sido un buen año lector, sin duda, y espero que el suyo lo fuera también; voy pasando por todas las recopilaciones que encuentro para engrosar mi ya larga lista de pendientes... Espero que el 2016 no se quede atrás y que sea muy bueno para todos, pero no solo en cuanto a lecturas se refiere, sino en todo. Que sea un año colmado de alegrías, de logros y buenas noticias, de esas que tanta falta le hacen al mundo. Un abrazo para todos y nos leemos en la próxima entrada, a ver si puedo empezar el año nuevo con la reseña de algún libro que pase a engrosar esta lista de favoritos.