La cita puede parecer un poco dura, pero es una verdad lapidaria y elemental; no hay manera de poder escribir bien si no se lee. La lectura nos enriquece en todo sentido, eso es bien sabido, pero cuando de escribir se trata, es sencillamente fundamental.
Una amiga y excelente escritora compartió una frase que en su momento me impactó mucho y que con el tiempo he llegado a comprender y asimilar, de forma que se ha convertido en una de las máximas que rigen mi vida cuando de leer y escribir se trata.
"Los escritores son vampiros" Bernard Henri Lévy
La frase es impactante y tiene muchas interpretaciones. Por una parte, creo firmemente que quien escribe se alimenta de todo lo que le rodea: hechos cotidianos, palabras intercambiadas u oídas al vuelo, noticias, el color del cielo (esto puede parecer innecesariamente poético, pero no lo es para nada); en fin, de todo lo que alcanza a ver, oír, sentir, etc. Además, y he aquí el poder de la lectura, resulta imposible leer un libro y no ser un mejor escritor una vez que lo hemos terminado. Asumimos, por supuesto, que hemos leído un libro que podría catalogarse como bueno, aunque esto es desde luego subjetivo de acuerdo a los gustos de quien lee, pero vamos a dejarlo allí, en que es un libro escrito de forma correcta, con un contenido enriquecedor y que, en menor o mayor medida, nos marca. Entonces, es indudable que aprendemos de lo que leemos. Solo que nosotros no consumimos sangre, sino palabras; estas nos fortalecen y nos acompañan en el largo camino de convertirnos en mejores narradores.
Stephen King dijo respecto a la lectura:
"Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: Leer mucho y escribir mucho. No hay manera de saltarte esto; no hay atajos ni trucos de magia. Ese es el secreto".
Desde luego, hay mucha literatura en el mundo y es un poco complicado decidir cuál es aquella que nos ayuda a convertirnos en mejores escritores pero, de nuevo, esto es muy relativo, porque al fin y al cabo los gustos son variados, lo que uno aprecia otro puede simplemente detestarlo, y así, es lo más natural del mundo. Supongo que en gran medida se trata de algo que es importante no solo en la escritura sino en cada aspecto de la vida y es que debemos ser honestos con nosotros mismos. Pueden decirnos muchas cosas acerca de prácticamente todo, pero como seres pensantes y con criterio propio, tenemos la habilidad y en gran medida, la obligación, de no engañarnos, de ser sinceros respecto a lo que tenemos al frente. De allí la maravilla de estudiar un escrito, no solo los que leemos como amantes de la literatura, sino los propios; analizar puntos flojos, sumergirnos en lo que nos hace sentir, resaltar aquello que creemos es verdaderamente bueno y merece ser atesorado; en fin, escoger lo que nos nutra de forma positiva para mejorar y descartar lo que no nos provea ninguna enseñanza.
Sigo citando a autores talentosos, no puedo evitarlo, y no creo que deba hacerlo, porque de ellos se aprende un montón. Richard Bach dijo: "Un escritor profesional es un amateur que no se rinde" y la frase encierra tanto humildad como una sencillez aplastante. Nunca se deja de aprender, no importa la edad que uno tenga, cuándo se empezó a escribir o qué tan exitoso seas; nunca, nunca, nunca dejarás de descubrir algo nuevo, algo por mejorar, y eso es una bendición. Pensar lo contrario es muy triste.
Ahora, en estos tiempos, es un poco complicado dedicarle tiempo a meditar en este tema, de allí que la idea me ronde tanto últimamente. Noto tal frenesí de información, publicidad desmedida y prisas, que llega un momento en que tienes que detener el carro si vas conduciendo, o bajarte del bus, lo que sea, respirar, dar un vistazo alrededor y recuperar tu centro, porque si no, corres el serio riesgo de encontrarte del todo perdido y si sigues avanzando sin rumbo, el camino de vuelta a casa será cada vez más difícil. Y todos queremos, tarde o temprano, regresar a casa.
Supongo que lo que intento decir es que no debemos olvidar es lo que nos lleva a perdernos en las letras de un libro, o a escribir uno; esa libertad que nos concede el crear o dejarse llevar por cada historia que nos toca el corazón. Pérez Reverte dijo: "La vida es muy traicionera, y cada uno se las ingenia como puede para mantener a raya el horror, la tristeza y la soledad. Yo lo hago con mis libros". No sé qué tan identificada me sienta con estas palabras, supongo que más de lo que me gustaría reconocer, pero es cierto que encierra una gran verdad. Escribir es en gran medida una válvula de escape, un oficio solitario en el que volcamos nuestros sentimientos más profundos, y luego, si reunimos el suficiente valor para exponer nuestro corazón, lo compartimos, y esperamos que de alguna forma, aún en la más pequeña, marque también a alguien, aún cuando sea una sola persona, tal y como tantos libros nos marcaron a nosotros. Porque de eso se trata la literatura, después de todo, o al menos es parte fundamental de ella; es un círculo, vicioso o no. Escribimos, leemos, compartimos... hacemos una u otra cosa, una y otra vez, y eso nos mantiene vivos, y a veces, felices. Y yo quiero ser feliz, lo que sea que signifique eso.
"Respeta tus esfuerzos, respétate a ti mismo. El auto respecto conduce a la auto disciplina. Cuando cuentas con estos dos factores es cuando tienes el verdadero poder". Clint Eastwood