Después de perder a su
anciano padre, la joven Eliza Caine no tiene más opción que aceptar un puesto
de institutriz en la mansión de Gaudlin Hall, en Norfolk. Pero lo que debería
ser un trabajo digno y sencillo se convierte en una experiencia espeluznante.
En cuanto se apea del tren, un par de manos invisibles intentan arrojarla a la
vía, y cuando finalmente llega al caserón, los únicos que salen a recibirla son
dos niños, Isabella y Eustace, que aparentemente viven solos. Eliza no sabe
quién la ha contratado, y una serie de extraños sucesos la convencen de que
algo muy grave está ocurriendo en la casa. Es como si una presencia maligna,
que parece querer proteger a los pequeños, se manifestara continuamente, por lo
que Eliza comprende que deberá desvelar los secretos que Gaudlin Hall guarda
celosamente.
Compré este libro en una de mis últimas visitas a la librería llevada en parte por la portada, que creo que es preciosa y un poco más debido a la sinopsis, que me pareció muy tentadora; leo poco del género, el suspenso me encanta, pero no he tenido la suerte de encontrar muchos libros que me convencieran y de allí que no busque nuevos con mucho ahínco, pero este se me puso en el camino e hice muy bien en darle una oportunidad. Además, una vez que lo tuve en casa y revisé su ficha en Goodreads, una costumbre que tengo desde que empecé a usar la página, "descubrí" que pertenece al autor de El niño con el pijama de rayas, un libro que disfruté mucho en su momento, así que tenía todas las papeletas para ir a ganador y así fue.
El libro se lee en un suspiro, y tal vez lo hubiera terminado más rápido de no ser porque soy cobarde y me negué a leerlo de noche porque el autor hizo un trabajo estupendo al imprimir un ambiente de aprehensión durante toda la historia. No hay momento en que no sospeches que algo muy, muy malo va a pasar, y la verdad es que sí, pasa, de modo que no hay forma de leer tranquila sin atisbar bajo la cama y mirar sobre el hombro, solo por si acaso.
Algo que disfruté mucho de la historia de Eliza Caine es que está ambientada en la Inglaterra Victoriana y es un homenaje a las historias de la época, a las góticas, esas que transcurren en caserones habitados por fantasmas, con heroínas en apariencia desvalidas y niños que te ponen los pelos de punta porque no tienes muy claro quiénes son y qué es lo que quieren exactamente. En El secreto de Gaudlin Hall hay mucho de todo esto, la protagonista Eliza es una joven poco agraciada que trabaja en una escuela en Londres como maestra, pero cuando su padre muere en tristes circunstancias, decide abandonarlo todo y responder a un misterioso anuncio en el diario en busca de una institutriz para unos niños. Lo que viene ya se lo pueden imaginar, creo que allí radica el encanto de la historia, en la habilidad del autor para tomar una serie de tópicos conocidos y crear una historia que mantiene al lector enganchado de inicio a fin, sufriendo por la protagonista, que de desvalida tiene poco y se revela como un personaje fabuloso, así como en un viaje muy entretenido para descubrir junto a ella cuál es en realidad el misterio de Gaudlin Hall.
La atmósfera del libro, las menciones a Dickens, a la sociedad de la época, la excelente y cautivadora protagonista, todo ello me ha enamorado y he terminado la historia con mucha pena y otro tanto de miedo porque el desenlace resultó tan perturbador como cabía esperar en una historia de este tipo. Si tienen la oportunidad, espero que se animen con él, seguro que les hará pasar un muy buen rato.