En las tabernas de un puerto del Mar Negro, Ismael, un niño prodigio, canta los dolores y las alegrías de miserables y excluidos. Su talento precoz fascina a un poeta venido a menos que le introducirá en la corte de la «Princesa». Ismael se convertirá en el juguete de esa caprichosa mujer y conocerá el lujo de la sociedad aristocrática. Pero los mismos que le mimaban y aclamaban, lo abandonarán muy pronto a un trágico destino…
Irène Némirovsky |
Tenía muchas ganas de estrenarme con la obra de Irène Némirovsky y al ver su nombre entre los muchos de fantásticas escritoras en las listas de las organizadoras del reto Escritoras únicas, me dije que era una especie de señal. Irène es una de las recomendadas de Marilú en Cuentalibros, para ser más precisa, y en lo que buscaba sus obras, encontré esta cortita en la última Feria del libro de mi ciudad y a un precio espectacular, así que me la llevé a casa y una vez empezada no duró casi nada.
Un niño prodigio es una historia corta, cortísima, apenas cien páginas contando el prólogo de esta edición el cual aconsejo no leer hasta una vez que hayan terminado la obra en sí porque es uno de esos que resultan maravillosos, pero que destripan el argumento y a mí en lo particular no me cayó muy bien. Por suerte, si se puede decir así, ya sabía de qué iba la obra y tenía una idea general respecto a cuál sería el destino de este niño que la autora retrata, pero lo que deseaba era conocer su viaje, las penurias de su existencia y ese destino al que se vio arrastrado de forma tan brutal.
Ismael Baruch, el protagonista de la obra, es un niño nacido en una familia judía muy pobre, de aquellas que viven en la miseria, criando niños que, o bien no llegan a la adultez, o se marchan pronto del hogar para buscar sus propios medios de subsistencia. El hecho de que Ismael fuera el menor de todos, el último que queda en el hogar, le permite disfrutar de un "privilegio"; recibir clases en la escuela, en donde atiende con interés hasta que se ve seducido por el trajín y los personajes de las tabernas ubicadas en las calles del puerto. Allí se encuentra a toda clase de seres marginados que lo acogen entre ellos como a uno más, en especial al descubrir el inesperado talento que el niño posee. Puede recitar las más bellas canciones nacidas de la magia de su imaginación con tanta sensibilidad que no hay quien se resista a oírlo. El niño se desenvuelve en este ambiente hasta que cumple los trece años, acostumbrado al halago, a ganar dinero gracias a su talento, en medio de noches de borracheras y desenfreno. Es aquí cuando podemos apreciar la vanidad que empieza a crecer en su interior y que se ve de pronto elevada hasta las nubes cuando llama la atención de un poeta que decide presentarlo a la mujer de quien está enamorado, una "princesa", mujer poderosa y caprichosa que al comprobar el talento de Ismael decide convertirse en su mecenas, llevarlo con ella y moldearlo a su interés. Desde luego, el cambio para el niño resulta chocante, pero recibe esa nueva y buena vida con toda la inocencia y la voracidad de quien solo ha conocido penurias. Sin embargo, está allí la duda de qué tan bueno será este nuevo ambiente para el niño, si es posible modelar el talento sin correr el riesgo de perderlo en el proceso, y si, al fin y al cabo, el niño prodigio no morirá ante el adolescente que no logra hallarse en medio de tantas expectativas, echando a perder su creatividad.
Irène Némirovsky escribió esta historia cuando tenía solo veinticuatro años, en la década de los años 30 del siglo pasado, y se conserva tan actual como si hubiera sido creada ayer. Su estilo es sencillo, pero profundo, de esos que se expresan con una claridad maravillosa y van asestando golpes certeros en los mejores momentos para que el lector sienta la necesidad de reflexionar acerca de lo que la autora quiere contarnos. Hay mucha crudeza, nada de vueltas innecesarias porque, al fin y al cabo, esta no es una historia alegre, es dura y dolorosa, pero real, y es imposible no pensar en los millones de Ismael que han debido existir en la historia, genios a quienes jamás conoceremos.
Obviamente, he disfrutado mucho de este libro, me ha parecido una historia fantástica y me muero por buscar otros títulos de la autora; estoy segura de que los disfrutaré tanto como este.