Quienes me conocen saben que soy una gran admiradora de la obra de Jane Austen, me gusta muchísimo y aprecio todo lo relacionado con esta autora. Hoy, como muchos deben saber, se cumplen 200 años de la publicación de Orgullo y Prejuicio, una de mis obras favoritas, la que más quiero de esta autora. Posiblemente no sea la mejor, no lo sé, depende mucho de los gustos de cada uno, pero en mi caso tiene un significado especial. Fue uno de los primeros libros que "me encontraron"; no lo busqué, no lo compré, él llegó a mí de la forma más curiosa, y eso siempre convierte a una obra en especial; además, una vez que lo leí no pude dejarlo, se convirtió en uno de esos libros a los que recurres una y otra vez, y todo lo relacionado con él me inspira una gran fascinación.
No quiero que esto se convierta en un homenaje muy largo, aunque tratándose de mí, será difícil contenerme, pero haré lo posible.
La semana pasada, cosas de la vida, sentí como si Jane me hubiera tocado a la puerta de casa, literalmente, para hacerse presente y recordarme que se venía un acontecimiento muy especial. No crean que esto es obra de magia, o tal vez haya un poco de ella, eso nunca debe descartarse del todo, pero es importante explicar que esta suerte de "visita" solo ha sido posible gracias a los buenos oficios de personas e instituciones muy especiales.
Verán, sigo a la cuenta de Twitter de El Salón de Té de Jane Austen y hace un tiempo "lanzaron" un pequeño concurso para acceder al premio de, fuera un ejemplar de las cartas de Jane, que recientemente vieron la luz en nuestro idioma gracias a Editorial d´Epoca, o a un grabado absolutamente precioso realizado por un artista increíble. Bien, pues para mi buena fortuna, resulté ganadora del segundo premio, que les muestro a continuación.
Al poco tiempo de inscribirme en este concurso, o en paralelo, no puedo recordarlo del todo bien, me enteré de un concurso en el foro Historia de Época, II Edición de los Premios Editorial d´Epoca, en los que se debía hacer llegar un trabajo escrito o artístico a modo de misiva a Jane Austen. Obviamente, opté por la primera opción, ya que el arte no se me da nada bien. Entonces, el mismo día en que llegó ese hermoso grabado que han visto de parte de El Salón de Té de Jane Austen, recibí también un hermoso paquete gracias al foro y desde luego que gracias a Editorial d´Epoca, y no podría haberse tratado de una casualidad más hermosa. El contenido fue este:
Entonces, ¿cómo no pensar que hay algo de magia en esta coincidencia? A mí me gusta pensarlo, quiero creer que la mano de Jane está por allí, ¿por qué no? Es una cosa muy bonita para creer. Desde luego que agradezco de todo corazón a cada una de las organizaciones que llevaron a cabo estas actividades.
Para no hacer esto aún más largo, me gustaría compartir con ustedes la carta que envié al concurso, quiero que sea ese pequeño homenaje que Jane se merece en este día.
Mi querida Jane:
Me pregunto si esta
misiva llegará a tus manos, y, aún más, si soy quizá demasiado atrevida al
desear con tanto fervor que así sea, pero obviaré mis reservas, ya que me
atrevo a pensar que en cuanto la leas, me comprenderás fácilmente.
Te inspirará una profunda
curiosidad el motivo por el que te escribo, tanto como mi identidad.
Respecto a lo segundo, puedo
asegurarte que soy tan solo una de millones de mujeres alrededor del mundo que
en diversas épocas hemos sido tocadas por tu pluma; pero no creas, te lo ruego,
que esta carta tiene por fin alabar tu talento, o no más de lo que podría
hacerlo una humilde admiradora como yo. He
pasado buena parte de mi vida leyendo tus obras, de modo tal que no puedo verte
ya solo como una brillante novelista a la cual honrar, sino que has pasado a
formar parte de mi entorno, de mis afectos,
y, tus historias, son también una pieza más dentro de la persona en la
que me he convertido. Espero que esta afirmación consiga satisfacer cualquier
duda que pudieras albergar respecto a la remitente de esta carta.
En cuanto a lo que
quizá consideres más importante, la razón que me ha llevado a tomar el valor
para dirigirme directamente a ti, me temo que no tengo una explicación del todo
razonable, pero considero que un alma sensible como la tuya sabrá comprenderlo.
¿Conoces acaso esa
sensación de hacer lo correcto pese al
temor y la timidez que podrían embargarte? No dudo de que así sea, y me atrevo
a afirmarlo porque a través de tus historias nos mostraste una y otra vez que pese
a nuestros miedos y recelos, prejuicios, y aún frente al infaltable orgullo,
los deseos del corazón se abren paso y son estos, precisamente, los que me
impulsan a escribirte para hacerte llegar mi cariño y respeto. Dijiste alguna
vez… ¿lo hiciste? Espero que así sea, porque es una frase que guía en gran
parte mi camino, no solo en la escritura, sino también en la vida y te veo
reflejada en ella. La frase es esta:
“Una
novela debe mostrar el mundo tal cual es. Cómo piensan los personajes, cómo
suceden los hechos…Una novela debería de algún modo revelar el origen de
nuestros actos.”
Esta no es una novela,
sino apenas una carta, pero me atrevo a pensar que tanto aplica para una como
para otra. ¿Por qué? Porque es
precisamente en estas pocas palabras, en las que expreso mi afecto y
admiración, mediante las cuales podrás
percibir con claridad mis sentimientos, y el impulso que me ha llevado a
escribirte. Este es, simple y sencillamente, el agradecimiento.
Me iniciaste en el amor
absoluto por la lectura, Jane, me guiaste para aprender a sumergirme entre
palabras creadas por un alma sensible muchos años antes de mi nacimiento, pero
que sentí tan actuales, tan propias de mi tiempo, que fue sencillo sentirme del
todo identificada con ellas.
Gracias a ti conocí a
personajes a los que otorgaste vida propia, y son para mí ya viejos conocidos,
los mismos a los que quiero, respeto, estimo, y, por qué no decirlo, anhelo. ¿Quién
podría sin faltar a la verdad decir que no ha soñado alguna vez con encontrar
en su camino a un caballero como los que describes con tanta agudeza?
Pero sobre todo, quiero
agradecerte porque me diste el regalo más grande que se le puede otorgar a una
persona. Me enseñaste a soñar, Jane, a pensar como muchas de tus encantadoras y
valientes heroínas. Gracias a ti aprendí que no hay nada imposible cuando pones
todo tu corazón en ello, que no existen los límites en los sueños y en el valor
para llevarlos a cabo.
Gracias, entonces, por
todos y cada uno de los obsequios que nos concediste sin ser quizá del todo
consciente de ello. Esos son, al fin y al cabo, los más hermosos y
desinteresados.
Con todo mi cariño y respeto,
Una fiel admiradora.