Esta es una entrada cortita para compartir algo que me ha hecho bastante ilusión, y como el traer buenas noticias por aquí, cuando las hay, se ha convertido en una costumbre, ahora no podría ser menos.
Como saben, la escritura es parte importante de mi vida y he asumido este camino como uno muy complicado y no siempre tan satisfactorio como uno a veces desearía, pero no lo cambio por nada, atesoro todo lo que aprendo cada día y he tenido la oportunidad de conocer a personas no solo muy talentosas, sino también estupendas. El sendero es largo y eterno porque creo que uno jamás deja de aprender, estamos en constante evolución y nada me alegra más que ver hacia atrás y saber que he dado al menos un paso más en la dirección que me he trazado. Si lo pienso, y lo hago cuando me decaigo un poquitín por lo complicadas que resultan a veces las cosas, caigo en la cuenta de que no podría decir que voy por mal camino. Empecé a publicar hace unos cuatro años, según recuerdo, y desde entonces han pasado muchas cosas buenas. Cómo iba yo a imaginar cuando decidí autopublicar mi primera historia que algún día tendría la oportunidad de firmar un contrato con editoriales que respeto mucho y de las que he disfrutado desde que tengo memoria, o que vería uno de mis libros en una librería de mi país; ahora eso es una realidad y me siento muy contenta por eso.
Ahora, la noticia que quería compartir y que me tiene tan contenta, es que esta semana me enteré de que he quedado finalista en el último Premio Vergara y no puedo explicar cuán emocionada me encuentro; es algo tan increíble para mí, tan grande, que todavía me cuesta creérmelo del todo. La ganadora es Lucía de Vicente, una autora estupenda y a quien respeto mucho; y las finalistas un grupo de talentosas escritoras a varias de las cuales sigo desde hace un tiempo, de modo que ver mi nombre junto al suyo me deja un poco tonta, la verdad. Soy un poco gallina, además de lenta para escribir, de modo que nunca me había atrevido a enviar un manuscrito a un concurso de estos, pero ahora me doy cuenta de que fue un error porque nunca sabes lo que va a pasar; al final, si deseas algo con todo tu corazón, y sobre todo trabajas y luchas con todas tus fuerzas para hacerlo realidad, entonces cualquier cosa es posible.
Y bueno, esa es la novedad que deseaba comentarles en gran medida porque me he sentido siempre muy arropada por estos lares y cada vez que he compartido alguna noticia respecto a mis andaduras literarias no he recibido más que buena vibra, por lo que les estoy muy agradecida. No sé qué será de esta historia; espero que vea la luz pronto y en su momento les iré contando, además de que lo pasaré bomba con todo el proceso como intento hacer siempre. Es una historia muy especial para mí por un montón de motivos y no puedo estar más orgullosa de que los hados se hayan confabulado para que sea precisamente ella la que me traiga esta alegría.
El ángel de Dryfield Hall ha encontrado su camino y estoy muy feliz de recorrerlo con ella.
Hay libertad esperando por ti en las brisas del cielo,
tú preguntas “¿y si me caigo?”
Pero, oh cariño,
¿y si vuelas?
Erin Hanson