Enero de 1946: Londres emerge de las sombras de la segunda
guerra mundial. La escritora Juliet Ashton está buscando el argumento para su
próximo libro. ¿Quién podría imaginarse que lo encontraría en la carta de un
desconocido, un nativo de la isla de Guernsey, a cuyas manos ha llegado un
libro de Charles Lamb que perteneció a Juliet?
A medida que Juliet y el desconocido intercambian cartas,
ella se queda atrapada en un mundo maravillosamente excéntrico.
¡Cuán difícil es hacer una reseña de un libro que te ha gustado mucho! Terminada la lectura sientes que no eres capaz de poner en palabras todo lo que te ha hecho sentir, y luego, según pasa el tiempo, temes olvidar algún detalle importante que te hubiera gustado compartir. En este caso, creo que caeré en el problema de la segunda opción, ya que estaba tan emocionada al terminar este libro que no me vi capaz para hacerle una reseña apropiada y cuando al fin tomo el valor para intentarlo, temo dejarme algo en el tintero, pero procuraré que no sea así.
Una buena amiga me recomendó este libro hace mucho tiempo, pero me resultó difícil conseguirlo y apenas di con él a un precio razonable hace pocas semanas, de modo que me lancé sobre él (casi literalmente), y lo llevé para casa. La autora principal de este libro, Mary Ann Shaffer, cuenta que un día estaba en la isla de Guernsey, en El Canal de La Mancha en espera de su vuelo en el aeropuerto y se entretuvo con un libro acerca de la ocupación alemana en este lugar. Quedó fascinada por el tema y decidió escribir un libro al respecto; infortunadamente cuando estaba por terminarlo se vio atacada por una delicada enfermedad, pero tuvo la fortuna de contar con la ayuda de su sobrina, Annie Barrows, quien le ayudó a llevar el proyecto a buen puerto.
Este libro pertenece al género epistolar, y solo por ello ya me tenía muy interesada. Desde que leí 84, Charing Cross Road, me enamoré de este estilo de narración, y si además, como en el caso de ambos libros, se trata el amor por los libros y la importancia de la literatura en la vida del ser humano, me tienen del todo ganada.
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que es Juliet Ashton la protagonista de esta historia, la persona alrededor de la cual se suceden los acontecimientos y son sus allegados, intereses y las sorpresas que van llegando a su vida quienes lo hacen también a la nuestra. Empezamos la historia con una carta, desde luego, como todas y cada una de las que componen este libro. Juliet es una joven mujer, escritora de profesión, que ha cosechado un gran éxito luego de publicar una columna semanal durante la Segunda Guerra Mundial bajo el seudónimo de Izzy Bickerstaff, todo ello en tono de chanza a fin de mantener el ánimo de la población tan elevado como es posible en semejante situación. Los artículos son recopilados en un libro que le depara buenas críticas y excelentes ingresos, pero ella decide despedirse de esa etapa de su vida y escribir un libro más serio. En esas está, insegura acerca de qué tema tratar, cuando le llega una curiosa carta de un habitante de Guernsey, Dawsey Adams, a quien le ha llegado un libro que alguna vez le perteneció a ella y quien le solicita que tenga la gentileza de hacerle llegar la dirección de alguna librería en Londres para así ordenar algunos títulos de su autor favorito, ya que en Guernsey no queda ya ningún establecimiento de ese tipo. Dawsey comenta algunos hechos curiosos respecto a la vida en la isla durante la ocupación que despiertan de inmediato la curiosidad de Juliet. Esta curiosidad se dispara hasta la estratósfera cuando Dawsey menciona a una suerte de club de lectura a la que pertenece, la Sociedad literaria y el pastel de piel de patata, título impresionante donde los haya, así como lo importante que resultó esta sociedad para mantener el ánimo de la población en una época tan difícil para ellos. Este es el punto de partida para conocer, gracias a Juliet y una serie de personajes, a cuál más interesante, la vida en aquella isla y los muchos acontecimientos que se sucedieron durante la guerra.
Creo que este libro retrata de forma fantástica la naturaleza humana en tiempos de crisis, cómo esta saca lo mejor y lo peor de todos nosotros; pero hace hincapié en lo bueno, algo que agradecer en tiempos en que muchas veces nos centramos más en lo negativo que en lo positivo. La lealtad, la amistad a prueba de balas, la resiliencia humana que jamás dejará de sorprenderme, y sobre todo esa bendición que es la literatura en la vida de las personas que están dispuestas a abrazarse a ella me han parecido sencillamente conmovedoras.
La novela se lee en un suspiro, y resulta imposible no terminar enamorada de Guernsey y de muchos de sus habitantes, personajes encantadores casi todos que van plasmando sus personalidades en las cartas que intercambian con Juliet u otras personas en el transcurro de la historia. Se sufre también, imposible no mencionarlo, ya que aquí no se oculta el horror de la guerra ni se esconden las tristes anécdotas de supervivientes y de aquellos que permanecen en la memoria de quienes los amaron, pero está narrado todo con tal delicadeza y respeto que llega al lector dotado de un aire de esperanza que opaca al dolor.
Un libro muy recomendado para todo el mundo, pero en particular para todos aquellos que amamos la literatura y que nos hemos visto salvados más de una vez por ella.