La última novela de la inglesa Jane Austen, completada justo
meses antes de su muerte y publicada póstumamente ese mismo año. En ella Austen
nos presenta la historia de Anne Elliot y su reencuentro con un viejo amor,
Frederick Wentworth, años después de un compromiso terminado por el miedo y la
presión familiar. La escritora explora los temas del rol de la mujer en la
sociedad inglesa de principios del siglo XIX, la persuasión y la presión
social, sin perder su característico estilo mordaz e irónico.
A veces, como a todo el mundo, supongo, tengo rachas de sequías lectoras en las que paso algún tiempo sin tomar un libro nuevo, sequías que a lo mucho duran unos cuantos días, pero igual, cuando a una le gusta tanto leer, te parece que en verdad han pasado meses. Entonces, a fin de retomar el ritmo y despertar el entusiasmo adormilado, vuelvo a lo básico, mis autores y libros favoritos, aquellos con los que sé que lo voy a pasar fenomenal. Jane Austen es, sin duda, una de mis escritoras favoritas, y no hay una sola de sus obras que no pueda leer una y otra vez. Hace unos días me compré una preciosa edición de Emma para la colección, pero como los deseos son caprichosos, en lugar de perderme en su lectura decidí darle una nueva mirada a Persuasión, una historia maravillosa con la que no hay pierde.
Muchas veces se tiende a suponer que las novelas de Austen son historias plagadas de romance que dejan de lado otros aspectos igual de importantes en la vida, pero no estoy del todo de acuerdo con esa apreciación; después de todo, si por algo se caracterizó esta autora fue por saber plasmar la compleja época en la que vivió con abierta sinceridad y una ironía a prueba de balas, lo que visto al pasar de los años resulta aún más impresionante que entonces.
Persuasión es una obra que encuentro particularmente interesante porque siento que en ella podemos disfrutar de la pluma de una Austen madura y emocionalmente preparada para entretejer la complicada visión de personajes que han pasado por mucho, han cometido errores, y se encuentran en la situación de reconocerlos, enmendarlos, o permitir que sus rencores los lleven por el camino del dolor. Desde luego, no peco de indiscreta al revelar que sus protagonistas optan por lo primero, ya que como ella misma aseguró con aplastante sinceridad: "Mis personajes tendrán, luego de algunas tribulaciones, todo lo que desean...".
Cuando Anne Elliot toma la decisión de rechazar a Frederick Wentworth llevada por el consejo de ciertas personas, temerosa de un futuro incierto, decide también, sin saberlo, condenarse a muchos años de amargura y remordimiento. Creo que Anne es uno de los personajes de Austen más complejos, porque resulta imposible criticar sus actos con seguridad; no hay malicia o conveniencia en ella, solo temor ante lo desconocido, así como una inclinación al sacrificio que la convierte en una persona admirable. Como todo personaje, o al menos los que son dignos de alabar, ella crece, y es así como Austen la presenta, como una mujer madura que tiene una segunda oportunidad en la vida y debe decidir si está preparada para tomarla.
El Capitán Wentworth, por otra parte, es también un protagonista para quitarse el sombrero, ya que si bien la historia está narrada en gran parte desde el punto de vista de Anne, está escrita en tercera persona, de modo que llegamos a conocer algunos de sus actos y pensamientos. Es un hombre que enmascara el dolor tras un falso resentimiento, pero de corazón tan noble que solo puedes rogar que abra los ojos, compruebe sus sentimientos y se decida a dar ese paso que lo llevará a la felicidad.
La novela cuenta con una serie de personajes, tanto dignos de admiración como otros que provocan un profundo rechazo, y esto es obra del talento de Austen para perfilar personajes creíbles que llegan al lector. Recuerdo haber leído unas palabras de Edith Wharton en su ensayo Construir una novela, en que intenta hacer una sencilla categorización de los tipos de novela y entre ellas se encuentra la novela de personajes. En esta categoría ubica la obra de Austen, de quien dice: "Jane Austen ofreció la norma. Casi se podría decir de sus relatos que el lector olvida a veces lo que sucede a sus personajes en el recuerdo fascinante e inquietante de sus manías y rarezas, de su pequeña ronda diaria de preocupaciones y placeres. Son retratos "que hablan", que le siguen a uno con sus ojos de ese modo extrañamente realista en que lo hacen los buenos retratos..."
Al ser esta la última obra terminada por Jane, resulta imprescindible para apreciar su crecimiento como autora, algo que me emociona de forma particular y me entristece al pensar en las grandes historias que nunca conoceremos por haberla perdido demasiado pronto. Aún así, pese a ello, fue una novelista privilegiada que en su corta vida nos legó obras fantásticas que han trascendido el tiempo, las costumbres, y continúan tan vigentes como en su momento.
“No puedo soportar más en silencio. Debo hablar con usted
por cualquier medio a mi alcance. Me desgarra usted el alma. Estoy entre la
agonía y la esperanza. No me diga que es demasiado tarde, que tan preciosos
sentimientos han desaparecido para siempre. Me ofrezco a usted nuevamente con
un corazón que es aún más suyo que cuando casi lo destrozó hace ocho años y
medio. No se atreva a decir que el hombre olvida más prontamente que la mujer,
que su amor muere antes. No he amado a nadie más que a usted. Puedo haber sido
injusto, débil y rencoroso, pero jamás inconsciente. Sólo por usted he venido a
Bath; sólo por usted pienso y proyecto. ¿No se ha dado cuenta? ¿No ha
interpretado mis deseos? No hubiera esperado estos diez días de haber podido
leer sus sentimientos como debe usted haber leído los míos. Apenas puedo
escribir. A cada instante escucho algo que me domina. Baja usted la voz, pero
puedo percibir los tonos de esa voz cuando se pierde entre otras. ¡Buenísima,
excelente criatura! No nos hace usted en verdad justicia. Crea que también hay
verdadero afecto y constancia entre los hombres. Crea usted que estas dos cosas
tienen todo el fervor de F. W."