Amelia Willoughby ha estado prometida al duque de Wyndham
toda su vida. De hecho, habían pasado apenas seis meses de su nacimiento cuando
se firmaron los papeles y se celebró el pacto que la convertiría en duquesa.
Desde entonces, no ha hecho más que esperar a que Thomas Cavendish, el
distante, glacial y arrogante duque, de cida por fin tomarla por esposa. Aunque
Amelia sospecha que el duque tiene otros asuntos en mente, y que sus planes
matrimoniales tal vez se posterguen indefinidamente. Y justo cuando Thomas
empieza a pensar que ya ha llegado la hora de asentarse y a la vez se da cuenta
de la belleza de su prometida, aparece, como caído del cielo, su primo, a quien
todos creían desaparecido y que tal vez sea el verdadero Cavendish, único
aspirante legítimo al ducado. Claro que si Thomas no es el duque, entonces
Amelia, que cada día se parece más a la mujer de sus sueños, no es su
prometida, aunque todas las fibras de su ser opinen lo contrario.
En la reciente edición de la Feria del libro de mi ciudad, tuve la oportunidad de hacerme con un buen botín de fantásticos libros, entre ellos algunos de algunas autoras del género romántico a las que disfruto siempre leer, como Jo Beverly y Julia Quinn. De esta última, en realidad, solo he leído los libros que conforman la saga de la familia Bridgerton, pero ya que estos son siete, diría que no ha sido poco, y en verdad lo he pasado genial con ellos. Así que cuando vi La prometida del duque, del que ya había leído algunas reseñas positivas, no dudé en llevármelo a casa.
La premisa de la que parte el libro es bastante interesante y fuera de lo que por lo general se ve en este tipo de historias. Los protagonistas se conocen y están destinados a casarse, pero a ninguno le entusiasma mucho la idea y tienen buenas razones para ello; los comprometieron sin preguntarles su opinión y actúan de acuerdo a lo que se espera de ellos, pero sin profundizar demasiado en su relación. Pero, porque siempre hay un pero en toda historia que marca el inicio del conflicto principal, se empiezan a suceder una serie de acontecimientos que les obligan a tratarse un poco más y darse cuenta de que no son tan indiferentes el uno al otro como les gusta aparentar. En realidad, ambos protagonistas se salen un poco del molde, ella independiente, lista y bastante decidida, y él algo más noble y abierto a apreciar las virtudes de los demás, puntos que por lo general no se exploran mucho en los personajes masculinos de este tipo de historias.
Hasta allí todo bien porque si los protagonistas se atraen y de por sí ya están comprometidos en matrimonio, ¿qué podría salir mal? Pues que el duque resulte no siendo el duque, por lo que Amelia, nuestra protagonista, podría terminar casándose con quien resulte serlo, le guste o no...
En medio de este enredo de situaciones, con el excelente sentido del humor de Julia Quinn, y su estilo narración tan ágil, nos encontramos con una historia muy divertida, que se lee en un suspiro y que asegura un muy buen rato.
Muy recomendable.