Un nuevo cuento de hadas protagonizado por un personaje
tradicionalmente secundario; el hada madrina. Una novela ambientada en un mundo
de fantasía, que evoca a los cuentos clásicos de siempre, pero al mismo tiempo
plantea una historia diferente repleta de magia, aventuras e intrigas. Camelia
es un hada que lleva trescientos años ayudando con gran eficacia a jóvenes
doncellas y aspirantes a héroe para que alcancen sus propios finales felices.
Su magia y su ingenio nunca le han fallado, pero todo empieza a complicarse
cuando le encomiendan a Simón, un mozo de cuadra que necesita su ayuda
desesperadamente. Camelia ha solucionado casos más difíciles; pero, por algún
motivo, con Simón las cosas comienzan a torcerse de forma inexplicable…
Escogí este libro como una de mis últimas lecturas por un par de motivos; en primer lugar, porque me vendría perfecto para mi reto genérico ya que en mi repertorio lector escasea el género juvenil, y aún más el fantástico, y en segundo, porque deseaba desde hace mucho tiempo estrenarme con la pluma de Laura Gallego, y al buscar entre sus obras, esta, la última, es la que más llamó mi atención.
¿Quién no siente fascinación por los cuentos de hadas? Los originales, aquellos que dieron a luz tantas leyendas y adaptaciones a lo largo de la historia, son mis favoritos; pero también disfruto de aquellos que al pasar de generación en generación fueron variando y enriqueciéndose de la imaginación del narrador de turno. Es evidente que a la autora le ocurre algo similar, lo mismo que a la protagonista de esta historia, el hada madrina, Camelia.
Ocurre algo interesante con este personaje en los cuentos de hadas; su presencia es fundamental, muchas de esas historias que nos fascinan y nos dejan emocionados y satisfechos con sus finales felices, hubieran culminado con seguridad en un absoluto desastre de no ser por su intervención. Y aún así, sabemos tan poquito acerca de ellas; ni siquiera es usual que se mencionen sus nombres, como si el título de "hada madrina" fuera más que suficiente, y tal vez lo sea en la mayoría de los casos, pero cuando hablamos de su historia, destino y actos, entonces sí que es un dato importantísimo a saber. De modo que aquí la autora nos presenta la historia de Camelia, un hada que lleva ya trescientos años, lustro arriba, lustro abajo, como diría ella misma, velando por un grupo de ahijados que van cambiando según pasa el tiempo, pero que, en todo caso, no varían mucho en lo que respecta a su comportamiento.
Camelia tiene un gran corazón, que acostumbra esconder bajo un exterior serio y un poco mordaz, lo que me encanta, pero a diferencia de otras hadas madrinas, muestra un interés y un cariño enorme por sus protegidos, el mismo que no siempre es correspondido. Algunos de sus ahijados son nobles y sufridos, necesitados de afecto, pero hay otros a quienes no les vendría mal una buena lección. Camelia, sin embargo, se arma de paciencia y procura hacer el bien a cada uno de ellos. Hasta que llega Simón, un nuevo ahijado, uno de segunda mano, por así decir, que le hace plantearse muchas cosas y que supone un quiebre para ella en su vida.
He disfrutado mucho del estilo fresco y dinámico de Laura Gallego, de la claridad de su narración, esos personajes tan interesantes y llenos de matices en la mayoría de los casos; pero sobre todo, esta lectura ha supuesto para mí un viaje al pasado, a los recuerdos de todos esos cuentos de hadas que alguna vez leí y que tanto me gustaron, con una vuelta de tuerca en algunos casos que encontré refrescante y muy entretenida.
Si les gusta el género, sin duda disfrutarán de este libro, y si, como yo, quieren leer algo fuera de lo usual y de paso conocer la pluma de una fantástica autora, será también una excelente elección.