domingo, 5 de febrero de 2017

CARTA DE UNA DESCONOCIDA: STEFAN ZWEIG



"Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora."





A veces escojo libros de acuerdo a mi estado de ánimo; imagino que le ocurre algo parecido a muchas personas. Hace unos días me sentía un poco melancólica y se me ocurrió ir por Carta de una desconocida de Stefan Zweig, un libro corto, cortísimo, pero extraordinario.

Un escritor recibe, en el día de su cumpleaños, una carta, la carta de una desconocida, la que da título al libro. En estas líneas, que son el alma de la narración, una mujer le cuenta la historia de su vida desde el momento en que ella siente que empezó, y esto fue cuando conoció al que sería el amor de su vida, que es precisamente el destinatario de esa carta, con la que quiere al fin, sabiendo que su vida acaba, confesar su amor.

Soy una romántica consumada, pero no considero que esta historia sea precisamente una de amor. He sentido muchas cosas mientras la leía. En primer lugar que estaba leyendo la confesión desgarradora de una mujer desesperada que quizá no tenía derecho a ver; a eso nos lleva Zweig, porque se mete en la piel de esta mujer y nos permite sentir como si en realidad no estuviéramos leyendo un libro, para nada; por unos momentos, que fue lo que me duró la lectura, pude ser una persona cualquiera que encontró la carta en cuestión entre los papeles del escritor y que no pudo reprimir su curiosidad. 



El amor de esta pobre mujer, y la llamo así porque la compasión que me inspiró solo se incrementaba según avanzaba en la lectura de su carta, es para mí en verdad una muestra de devoción llevada casi hasta la obsesión; pero jamás me atrevería a criticarla, por el contrario, sentí una lástima tremenda al pensar en todo lo que debió de sufrir a través de los años. Y sin embargo, conoció también la felicidad a su manera a través de los años y aunque visto desde fuera uno pueda pensar que en realidad sus motivos no fueran del todo reales, no puedes evitar alegrarte por ella, porque un ser tan noble de espíritu, tan dispuesto a entregarse del todo, despierta también cierta admiración.

No tengo idea de si un amor como este pueda darse en la realidad, supongo que es posible, y la idea, lo confieso, es un poco inquietante. Me pregunto si Zweig supo de algún caso como este y cuánto me gustaría preguntarle al respecto...

Bueno, obviamente el libro me resulta fascinante y con menos de 70 páginas se gana el corazón de quien se aventura a conocer esta historia. Espero que quienes no lo han leído, se animen con él, no hay manera de que no les llegue de alguna u otra forma y se vean, durante lo que les dure la lectura, como uno más de los tantos que han caído rendidos a las confesiones de esta desconocida.










“Hasta ese punto te he llegado a querer, por fin puedo confesártelo, ahora que todo ha pasado y todo está perdido. Y creo que si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente como para levantarme e ir hacia ti.”

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